“No es un problema ajeno sino que es un problema de todos”.
Durante varios años, desde distintos lugares, me toco intervenir en muchísimos casos de abuso. Muchísimos. Los acusados en orden estadístico: padres, padrastros, tíos, abuelos, vecinos, amigos, madres, vecinos, etc.
Cada caso tenía un ciclo: 1. Alguien que lo advierte y denuncia, 2. Entorno que niega o justifica (en general con el argumento que el abusador es una persona amable, simpática, buena, incapaz de hacer algo así), 3. Culpar a la víctima (sobre todo cuando es adolescente), 4. Causa judicial, plazos de resolución eternos, y, en la mayoría de casos, sobreseimiento, falta de mérito o penas bajísimas.
Algunos abusos (muy pocos) se conocieron en los medios y durante días se opinaba de las víctimas, con nombre y apellido, mostrando sus caras, hasta que quedaba en el olvido. Claro que en el olvido de la víctima JAMAS. Muchas veces me replantee el tipo de pena, cuál era el fin de la pena en este delito, si realmente las penas cumplían su fin, conclusiones difíciles de arribar dado que pocos abusos llegaban a condena y cuando llegaban, muchas veces era demasiado tarde. Incluso me plantee en muchos casos los límites entre este delito y la tortura (la duración, el sometimiento, el daño físico), en algunos me costaba separarlos.
Es positivo que hoy hablemos de los culpables y no de la víctima, aunque nunca falta un opinologo con micrófono y capacidad de decir cualquier tipo de estupidez, pero este abuso sexual, como todos, será olvidado por la mayoría de las personas, y solo traído eventualmente como recordatorio que ya paso, cuando vuelva a suceder. Los abusadores no son animales ni son monstruos. Son personas que conviven entre nosotros. En general se muestran empáticos, agradables, amistosos.
Buscan una situación de vulnerabilidad de la víctima para cometer el abuso y muchas veces no tienen ningún sentimiento de arrepentimiento ni culpa ni nada. Las victimas en su mayoría: niñas, niños, adolescentes, mujeres. Ninguna característica en particular, solo la condición de vulnerabilidad propia por ser menores de edad o mujeres.
La prevención consiste en muchos factores: desarmar los conceptos arcaicos de masculinidad, promover la denuncia facilitándola y protegiendo a los denunciantes (víctimas y terceros), agilizar la respuesta de la justicia, evitar la re victimización que se hace continuamente tomando decenas de declaraciones y sometiendo a decenas de pruebas a la víctima. Y fundamentalmente entendiendo que no es un problema ajeno, sino que es un PROBLEMA DE TODOS.
Invitada: Yael Bendel
Ex Asesora General del Ministerio Publico Tutelar de CABA, ex Secretaria Nacional de la Secretaria Nacional de Niñas Niños Adolescentes y Familia, ex presidenta del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de CABA, Magister en Infancia.