Un político es quien dice o expresa lo que va a suceder, pero un buen político es quien te explica y te justifica porque no paso lo que dijo o expreso.
Argentina no ha logrado alcanzar un camino de crecimiento productivo continuo en los últimos 15 años, los resultados económicos, comerciales y sociales son nefastos.
Nuestro estancado y pobre desempeño, sumado a los niveles altísimos inflacionarios, llevan el resultado de que los indicadores económicos y sociales estén completamente deteriorados, sin pensar en la ausencia de las reformas estructurales que necesita la república. Y por si esto fuera poco, en paralelo el alto crecimiento de demanda de intervención pública con fines sociales que, por esto, el frente fiscal productivo se vio altamente perjudicado. Traducido: Más planes, menos producción. Esto genero una fuerte demanda de financiamiento del gobierno nacional y provincial, generando una deuda insostenible.
En este cuadro, mejorar las condiciones de vida de los argentinos y la política económica del país requiere de la presencia de un factor que siempre estuvo ausente y que es vital para las personas y el mercado, la previsibilidad.
La previsibilidad no solo alinea expectativas, sino que mejora la calidad de los acontecimientos que puede ser conocidos o conjeturalmente anticipados por la población productiva y por los mercados.
En otras palabras, la previsibilidad provoca que, quien emprende, ejerce el comercio, produce, trabaja, invierte y/o desarrolle algún proceso productivo sepa de ante mano cuanto va a pagar de impuestos y que estos dejen de ser distorsivos y estimulen la inversión ampliando la capacidad empresarial. De este modo, para promover la inversión debe contarse con políticas claras y previsibles que estimulen al sector privado sostenido en el tiempo.
La insoportable costumbre de improvisar es algo que llevo a los últimos gobiernos a no tener previsibilidad en un buen plan económico que nos lleve a un camino de crecimiento en material laboral. Esto deriva, no solo en que quien genera empleo, no tenga certeza cuanto pagara de sueldos, sino también en la ausencia de una reforma laboral que posicione al trabajo como única fuente de ingreso e inserte al País al trabajo del futuro inmerso en la globalización y la automatización del empleo como demanda el futuro del empleo. Difícilmente tengamos empleos de calidad si los gobiernos no generan objetivos claros y factibles, y esto es el resultado de reformas estructurales que den al mercado laboral previsibilidad y confianza.
La constante variación de las tarifas y la fluctuación del dólar también es culpa de la falta de previsibilidad por la crisis de credibilidad de los gobernantes populistas. Esto lleva a la ausencia de leyes que den previsibilidad al comportamiento fiscal y monetario que, en la actualidad, no está dado para seguir un esquema relativamente flexible que reconozco objetivos múltiples y que no se limite a una regla que nadie puede cumplir. Claro que, este sistema no debe anclar al dólar a las tarifas a los precios, asegurando que, el tipo de cambio se mantenga a niveles competitivos. Hacer lo correcto y no caer en recetas rígidas, cerradas e imprevisibles, no teniendo certeza del mañana, es todo lo que no tenemos que hacer como país y la previsibilidad es medular para el desarrollo productivo de la Argentina.
No quiero dejar de enumerar los factores que, considero que se adaptan a los desafíos de crecimiento y dan certeza de prosperidad social y económica.
La Integración productiva al mundo; Los altos niveles de inversión; El fuerte crecimiento del empleo de calidad y un alto nivel de previsibilidad en las principales variables económicas hacen a un país más estable y esta estabilidad, a largo plazo, genera crecimiento. Claro, esto requiere de un Estado presente, pero su presencia en los caminos productivos, que sepa cuando intervenir y cuando no, dejar que la innovación privada avance y elimine el gasto publico transformándolo en inversión productiva. Los países exitosos reúnen estos elementos.
INVITADO
Juan Pablo Chiesa
Abogado Laborista. UBA. Magister en Empleo y en Políticas Públicas.
Dirigente político y Presidente de Ap´titud Renovadora.