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22 de diciembre, 2024

Mortandad de ballenas adultas y juveniles en Península Valdés: informe actualizado de la investigación realizada por el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral.

Investigadores del Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (PMSBFA) continúan tomando muestras de las ballenas francas adultas y juveniles que han muerto en el Golfo Nuevo de Península Valdés. Trabajan sobre la hipótesis que relaciona estas muertes con la intoxicación por floraciones algales nocivas (“mareas rojas”), ya que en muestras de plancton y bivalvos del lugar se detectaron niveles muy elevados de biotoxinas.

Cronología de sucesos

La primera ballena adulta muerta de esta temporada fue encontrada el sábado 24 de septiembre en proximidades de Punta Pardelas. El Dr. Mariano Sironi, Director Científico del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) y co-director del PMSBFA informa que:

“Desde entonces hemos continuado el trabajo en el campo, colectando muestras de más ejemplares, y desde distintas fuentes hemos recibido nuevos reportes de ballenas adultas y juveniles muertas, todas en el Golfo Nuevo y en condiciones similares. Hasta el 7 de octubre hay confirmación de 15 casos en total. No descartamos que puedan sumarse otros casos en los próximos días.”

Dos de las ballenas adultas muertas en playa Colombo – Foto: Mariano Sironi – ICB

En la foto, Agustina Donini, coordinadora de campo PMSBFA junto a Adrián Rodríguez, asistente técnico del PMSBFA tomando medidas de una de las ballenas adultas muertas en el Golfo Nuevo ( Chubut) . Foto: Paula Faiferman – ICB

Dos de las ballenas adultas muertas en playa Colombo – Foto: Mariano Sironi – ICB

En la foto, Agustina Donini, coordinadora de campo PMSBFA junto a Adrián Rodríguez, asistente técnico del PMSBFA tomando medidas de una de las ballenas adultas muertas en el Golfo Nuevo ( Chubut) . Foto: Paula Faiferman – ICB

Dos de las ballenas adultas muertas en playa Colombo – Foto: Mariano Sironi – ICB

En la foto, Agustina Donini, coordinadora de campo PMSBFA junto a Adrián Rodríguez, asistente técnico del PMSBFA tomando medidas de una de las ballenas adultas muertas en el Golfo Nuevo ( Chubut) . Foto: Paula Faiferman – ICB

La Médica Veterinaria Agustina Donini, Coordinadora de Campo del PMSBFA describe que:

“Las ballenas que examinamos hasta ahora se encontraron en buen estado general, con condición corporal excelente, presentando un correcto espesor en su capa de grasa (medidos en 9 regiones diferentes) y abundante presencia de grasa en cavidad abdominal y en diferentes tejidos internos. En varias pudimos constatar la presencia de contenido en el aparato digestivo, indicando su alimentación previa a la muerte. Ningún ejemplar presentó evidencias de lesiones anormales ni heridas traumáticas recientes que expliquen su muerte.”

Análisis de las muestras

La Dra. Marcela Uhart, co-directora del PMSBFA y Directora del Programa Latinoamericano, Karen C. Drayer Wildlife Health Center, Universidad de California, Davis, detalla: 

“Hemos recolectado una serie de muestras de órganos, tejidos y fluidos de las ballenas que son primordiales para detectar la presencia de biotoxinas, que investigamos como posible causa de muerte de estas ballenas, a consecuencia de la intensa floración algal y elevados niveles de biotoxinas detectadas en plancton y bivalvos de la zona. Las muestras de las ballenas ya han sido pre-procesadas en instalaciones del CESIMAR, CCT CENPAT, CONICET, y serán analizadas por las Dras. Nora Montoya y Belén Mattera del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP). Una vez analizadas comunicaremos los primeros resultados en cuanto estén disponibles, en un plazo estimado de un par de semanas.”

Se recolectan una serie de muestras de órganos, tejidos y fluidos de las ballenas que son primordiales para detectar la presencia de biotoxinas, que investigamos como posible causa de muerte de estas ballenas – Foto: Paula Faiferman ICB

Además, se analizaron muestras de plancton colectadas en dos sitios del Golfo Nuevo el 27 y 28 de septiembre, por la Dirección Provincial de Pesca y por la investigadora Valeria D’Agostino del CESIMAR, CCT-CENPAT, CONICET. El plancton fue examinado e identificado por la oceanógrafa Viviana Sastre y la Dra. Norma Santinelli del Laboratorio de Fitoplancton, Instituto de Investigación de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).

La Oceanógrafa Viviana Sastre, del Laboratorio de Fitoplancton, Instituto de Investigación de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) examina las muestras de plancton para identificar las especies potenciales productoras de biotoxinas.

También se analizaron muestras de cholgas recolectadas el 28 de septiembre en Punta Pardelas y Puerto Pirámides por la Dra. Valeria D’Agostino junto al personal de náutica del CCT-CENPAT y operadores de buceo de Puerto Pirámides. Las muestras de bivalvos fueron analizadas en el laboratorio de la Dirección Provincial de Salud Ambiental de Chubut.

Marea roja: un fenómeno natural potenciado por actividades humanas

El fitoplancton está compuesto por microalgas que son los principales productores primarios del océano, al captar la energía solar a través de la fotosíntesis. La gran mayoría son inocuas, pero algunas generan biotoxinas naturales, así como existen algunas especies de hongos que son venenosos. En condiciones ambientales apropiadas, que incluyen temperatura adecuada, horas de luz en aumento (como sucede en primavera), y la presencia de nutrientes en el agua, las algas pueden reproducirse velozmente y cuando son tóxicas generan las llamadas “floraciones algales nocivas”, también conocidas como “mareas rojas”, ya que algunas pueden dar esta coloración al agua.

Imágenes de dinoflagelados del género Alexandrium spp. (redondos) y diatomeas del género Pseudo-nitzchia spp (bastones alargados). Estos grupos de plancton pueden producir floraciones masivas y potentes biotoxinas cuando las condiciones son favorables.

Foto: Viviana Sastre

Foto: Viviana Sastre

Foto: Viviana Sastre

La Dra. Uhart describe que:

“Estas floraciones afectan a algunos organismos y a otros no. Por ejemplo, los bivalvos como mejillones y cholgas no se ven afectados y actúan como concentradores y vectores, facilitando que las toxinas pasen a otros organismos de niveles superiores de la cadena alimentaria, como los mamíferos y aves. En estos organismos las biotoxinas concentradas pueden provocar distintos daños en la salud, e incluso la muerte. Algunas toxinas tienen propiedades paralizantes y afectan el sistema respiratorio, pudiendo causar la muerte por asfixia. Otras afectan el sistema gastrointestinal y nervioso. En las personas, algunas toxinas que afectan el sistema nervioso pueden causar pérdida de la memoria y por ello se las llama ‘amnésicas’.”

Las autoridades sanitarias y de Pesca monitorean regularmente los niveles de toxinas. Cuando detectan niveles altos, declaran la “veda por marea roja”, prohibiendo la recolección, comercialización y consumo de moluscos bivalvos para prevenir intoxicaciones.

El Dr. Sironi explica:

“Las actividades humanas tienen un efecto directo en la ocurrencia de las floraciones algales nocivas costeras. Las algas se ven favorecidas por el aumento de la temperatura del mar por el calentamiento global, sumado al exceso de nutrientes (eutrofización) que llegan a los cuerpos de agua, entre otras vías, por el vertido de efluentes cloacales e industriales mal tratados, y por los fertilizantes que filtran desde los campos hacia los ríos y el mar, aportando nitrógeno, fósforo y otros elementos que las algas utilizan. Es un fenómeno que se está acentuando a nivel mundial.”

A nivel global, las floraciones algales nocivas producen la muerte de muchas especies, incluyendo personas, y generan pérdidas económicas por cientos de millones de dólares al año. Los eventos de mortalidad de fauna marina por floraciones algales nocivas se han documentado mayormente en aves y tortugas marinas, y en mamíferos marinos han afectado sobre todo a pinnípedos como el lobo marino de California. Los eventos en grandes ballenas son raros o poco documentados. El mayor evento registrado hasta la fecha afectó a más de 300 ballenas sei en el sur de Chile en 2015.

Antecedentes en el Mar Argentino

Un trabajo reciente (Ramirez et al., 2022) reportó que el registro de toxinas producidas por algas en la plataforma patagónica se incrementó abruptamente en los últimos 40 años, siendo 5 veces mayor en la última década (2006-2018, con 638 reportes) que en la del 80 (1980-1992, con 124 reportes). En la última década también aumentó la diversidad, es decir que ahora el número de diferentes especies de algas que producen estas biotoxinas es mayor.

Las ballenas francas de Península Valdés se ven expuestas regularmente a estas toxinas. Así lo demuestran estudios realizados en colaboración por investigadores de varias universidades y organizaciones del ámbito gubernamental y civil – Foto: Paula Faiferman ICB

Las ballenas francas de Península Valdés se ven expuestas regularmente a estas toxinas. Así lo demuestran estudios realizados en colaboración por investigadores de varias universidades y organizaciones del ámbito gubernamental y civil. Se han documentado evidencias de toxinas paralizantes y de ácido domoico (toxina amnésica) en tejidos de ballenas muertas recolectados por el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral en Península Valdés entre 2004 y 2012 (Wilson et al., 2016). También han demostrado que las neurotoxinas como el ácido domóico producido por las floraciones algales y detectadas en muestras de ballenas colectadas entre 2013 y 2018 en los golfos de la península afectan la función adrenal, lo que tiene efectos negativos sobre el metabolismo de las ballenas (D’Agostino, Fernández Ajó et al., 2021).

Las ballenas como indicadoras de salud del océano

Si bien las aguas de Península Valdés son una zona de cría y reproducción de ballenas francas, también utilizan esta zona para alimentarse, principalmente de copépodos, cuando comienza la primavera. Las primeras observaciones durante las necropsias concluyeron que los individuos se habían alimentado previo a su muerte.

Al no encontrarse signos de lesiones traumáticas por enmallamientos o colisiones, y teniendo en cuenta el buen estado corporal de los individuos, la hipótesis que continúa vigente y aún en análisis, es que al alimentarse del zooplancton ingirieron estas biotoxinas y murieron intoxicadas. Es importante aguardar los resultados de laboratorio para confirmar esta hipótesis.

La población de ballenas francas de Península Valdés se encuentra en buen estado de conservación, aumenta cada año y es considerada “de preocupación menor” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En base a esto, es probable que su dinámica a gran escala no se vea afectada por un evento como el actual, si se mantiene acotado y no recurrente cada año.

Sin embargo, la muerte de cada ballena adulta representa una pérdida importante considerando su bagaje genético y su conocimiento ancestral de los procesos y rincones del océano que habitan. Además, en nuestro caso conocemos más de 4.000 ballenas de esta población de manera individual, por lo que cada muerte se siente de manera especial. Nuestro compromiso es investigar en profundidad para continuar protegiéndolas hoy y a sus generaciones futuras.

El Dr. Sironi concluye diciendo:

“esta lamentable situación, con la muerte de ballenas adultas reproductoras, sanas y en buen estado, confirma que las ballenas son verdaderas centinelas de la salud del mar. En este evento podemos decir que las ballenas alertaron sobre un problema inminente que estaba pasando desapercibido. En casos como éste, la rápida acción en respuesta a las muertes de fauna seguida de la veda de consumo de bivalvos son claves para evitar mayores impactos en la salud de las personas. Debemos tener un compromiso más activo y más responsable ante nuestra relación con el mar y con las especies que lo habitan. Las ballenas y nosotros merecemos un océano más sano y libre de amenazas.”

El Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (PMSBFA) es una iniciativa no gubernamental llevada adelante por la asociación civil Instituto de Conservación de Ballenas y la Universidad de California, Davis. Trabaja en Península Valdés desde 2003 con fondos propios y de donaciones. Los investigadores y numerosos voluntarios del Programa han realizado las necropsias y colectado las muestras para investigar este evento de mortandad de ballenas en el área. El Programa ha contado con el apoyo y gestión de las autoridades provinciales, en particular de la Dirección de Fauna y Flora, para liderar esta investigación.

Un gran equipo comprometido con la conservación de las ballenas y el océano

Co-directores del PMSBFA
Dra. Marcela Uhart, Universidad de California, Davis
Dr. Mariano Sironi, Instituto de Conservación de Ballenas

A cargo de las necropsias y trabajo en campo:
Agustina Donini, coordinadora de campo PMSBFA
Adrián Rodríguez, asistente técnico PMSBFA

Colaboradores de las necropsias y asistentes de campo::

Mariano Sironi – ICB
Paula Faiferman – ICB
Macarena Agrelo – ICB
Camila Muñoz Moreda – ICB
Aluminé Orce – ICB

Santiago Fernández – PMSBFA/CONICET
Matías Di Martino – PMSBFA
Marcos Ricciardi – PMSBFA
Ralph Eric Vanstreels – PMSBFA/UC Davis
Ariadna Spago – PMSBFA
Julieta Rodríguez Melgarejo – PMSBFA

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