Decir Steven Spilberg es decir director, productor y guionista judío estadounidense. Decir Steven Spìlberg es recordar y agradecer a la industria del cine sus inolvidables películas que van desde la ficción hasta la realidad, de la aventura hasta el humanismo desgarrador, como la que hizo sobre el Holocausto. Y ahora proyectándose por el mundo está la historia de “Los Fabelman”, su familia. Y es donde Steven adulto se reencarna en un chico con inclinaciones a la fotografía y a filmar incentivado por su madre. Estas dos vertientes de inspiración son las que van a marcar los ejes de este relato.
Entre sus confesiones en el film y fuera del mismo dio un detalle que explica el porqué hizo esta película. Surgió durante la gran veda del COVID-19 como respuesta a un hombre activo que no pudo con su genio y decidió contar su infancia, adolescencia hasta lograr entrar a una gran productora en Los Ángeles. Considerándose un niño que tuvo que vivir en varios estados por el trabajo de su padre, experto en computación, junto a sus tres hermanas y un amigo inseparable de su padre como tío postizo. Pero es la figura de su madre, concertista de piano, la que domina la trama. Se trata de una mujer hermosa, coqueta, ama de casa, eficiente y compañera de esposo e hijos. Su rol es acompañar lo que va sucediendo mientras a ella también le pasan cosas, como enamorarse del amigo de su esposo. Este tercero en discordia aparece en la lente de filmación de Steven, que filma todo lo que pasa a su alrededor y es el que descubre y calla, para mantener la paz familiar.
En esta primera fase de su vida, siendo un niño, sus padres lo llevaron al cine quedando impresionado con un choque que desvía un tren. Ese efecto lo repitió con el suyo de juguete y pasó a ser su primera filmación. Su madre fue la que lo ayudó a desarrollar su talento. De ahí en más, mientras lograba escenas de acción con una gran imaginación, entre mudanzas y vida familiar, Steven adolescente se fue fogueando entre nuevas filmadoras y realizaciones caseras. Así mientras el tiempo pasaba, él más armaba su talento, y su madre más amaba a su amante.
La separación de sus padres no fue una novedad para Steven, pero su relación con su madre fue de secreto y confesión, entendiéndola como mujer. A esa crisis se le sumó el antisemitismo que padeció en el nuevo colegio adonde se mudaron y el despertar del amor, momentos cruciales que hablan de la discriminación que sufrió por ser judío y de las bandas juveniles. La escena con una chica católica que lo seduce para hablar de Dios, es memorable.
En este cuadro complejo de vida, desarrollo, educación, padres, hermanas y estudios, Steven nunca deja de ser testimonio en celuloide de lo que pasa a su alrededor. Se destaca y logra ser respetado, progresa, sigue avanzando en su pasión hasta que es aceptado en un estudio de filmación que será su segunda cuna para seguir creciendo como lo que llegó a ser, un hombre maravilloso con un gran aporte a la humanidad como cineasta.
De esta película algunas personas se preguntan si hacía falta que él contara lo de su madre y otros opinan que una verdadera autobiografía no oculta nada. o digo Mi opinión es que solo un apasionado por los temas de la vida, cuenta las intimidades y las transforma en públicas ya que él es un hombre público.