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15 de enero, 2025

William y Harry. Los nuevos detalles de la muerte de Isabel II que revelan el enfrentamiento entre los hermanos.

Las tensiones entre ellos.

Los últimos momentos de la vida de la reina Isabel II no solo dejaron un profundo dolor en sus allegados y en millones de personas alrededor del mundo, sino que también pusieron en evidencia las profundas tensiones que existían entre sus nietos, William y Harry.

El escritor Craig Brown ha revelado nuevos detalles sobre aquellos días en su último libro que remarcan el distanciamiento que ya se intuía entre los hermanos y que, según algunos, se agudizó en las horas previas y posteriores a la muerte de la monarca.

a preocupación ya se había instalado en Balmoral. La princesa Ana, visiblemente intranquila, compartió sus temores con su hermano mayor, el entonces príncipe Carlos, sobre el estado de salud de su madre.

Los duques de Cornualles llegaron a Birkhall, su residencia en la finca de Balmoral. Pasaron una hora junto a la cama de la reina, mientras el médico de la familia, Douglas Glass, les informaba de que la situación era grave, pero no inminente.


En Londres, el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle se preparaban para asistir a una entrega de premios. Al mediodía, el rey Carlos llamó a Harry para informarle de que la salud de la reina había empeorado.

El duque de Sussex recibió la llamada, pero en la pantalla, en vez de aparecer el nombre de su padre, salió: “número desconocido”. Al contestar, escuchó su voz que, con tono grave, le comunicó la noticia.

El hijo menor envió un mensaje a su hermano Willam, preguntándole si él y Kate iban a volar a Escocia y, de ser así, cuándo tenían pensado hacerlo. Su mensaje no recibió respuesta.

En las redes sociales comenzaban a circular rumores sobre el estado de la reina, algunos incluso sugiriendo que ya había fallecido.

El Palacio de Buckingham anunció que los hijos de Isabel II, incluyendo a Andrés y Eduardo, acompañado de su mujer Sofía, así como su nieto William, estaban de camino a Balmoral.

Este anuncio hizo que Harry y Meghan emitieran su propio comunicado, informando que ambos volarían a Escocia, lo que significaba que no podrían asistir al evento benéfico en Londres.

No obstante, los problemas empezaron, cuando el príncipe Carlos volvió a llamar a su hijo, esta vez para pedirle que no llevara a Meghan.

El duque encontró esta petición absurda e irrespetuosa. Su padre balbuceó una disculpa: no quería a demasiada gente alrededor. Además, le explica que ninguna de las esposas de los miembros de la familia real iba a estar presente en Balmoral, incluyendo a Kate, que permaneció en Londres.

“Entonces eso es todo lo que tenías que decir”, respondió Harry visiblemente molesto. Mientras tanto, el príncipe Willam, acompañado por su tío Eduardo y su esposa Sofía y el príncipe Andrés, partieron desde la base aérea de Northolt hacia Escocia.

Por su parte, el menor de los hijos del rey consiguió un jet privado desde el aeropuerto de Luton, aunque ya se encontraba considerablemente atrasado en comparación con sus familiares.

La situación en Balmoral era crítica. La princesa Ana, preocupada, llamó a su hermano Carlos, que se encontraba en los terrenos de Birkhall recolectando setas, y le instó a regresar de inmediato. Sin embargo, cuando el doctor Glass llegó al lado de la cama de la reina, ya era demasiado tarde: Isabel II había dejado de respirar. Sir Edward Young, secretario privado adjunto, fue el encargado de comunicar la triste noticia al resto de la familia.

Los hermanos mayores llegaron a Balmoral con horas de diferencia. Wiliam apareció en la residencia con un Land Rover conducido por él mismo y acompañado de sus tíos. Por otro lado, Harry aterrizó en Aberdeen y recibió un mensaje de Meghan que le hizo temer lo peor.

Al consultar la web de la BBC, se dio cuenta de que ya era tarde: su abuela había fallecido. Finalmente, Harry llegó a Balmoral fue recibido por la princesa Ana, que lo abrazó y le informó que el resto de la familia se encontraba en Birkhall.

Tras preguntarle si quería ver a la reina, Ana lo acompañó al dormitorio donde yacía Isabel II. Harry se quedó en la habitación en silencio, observando el cuerpo de su abuela.

Pese a que Harry pasó la noche en Balmoral, no pudo ver ni a su padre ni a su hermano antes de partir al amanecer. Estos eventos resaltan la creciente distancia entre los hermanos, que se hizo aún más evidente durante uno de los momentos más difíciles de sus vidas.

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