Le aseguró a su hija que con ella no había hecho lo mismo.
“Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro”.
Dominique Pelicot, el hombre que durante 10 años drogó a su mujer para abusar de ella sin su consentimiento y para que también la violaran decenas de otros hombres a los que grababa, intentó mostrar arrepentimiento por las atrocidades cometidas contra su esposa durante el juicio que se le sigue en el sur de Francia.
En medio del llanto, terminó su última declaración ante el Tribunal de lo Criminal de Aviñón y se dirigió a su ahora exmujer, Gisèle Pelicot, y a su hija, Caroline Darian, a las que reiteró sus excusas por todo el dolor causado y reconoció que “no será suficiente”.
“Ella forma parte de aquello que guardo en el fondo de mí”, señaló Dominique que fue su compañera de vida durante 50 años.
El hombre afirmó que “la única esperanza” que le queda es que su hija “pueda tener la prueba” de que, en contra de lo que ella cree, no la drogó y violó, como sí hizo con su madre.
Darian está convencida de que su padre la drogó para abusar de ella, ya que entre los archivos que le decomisó la policía había fotografías en las que aparecía desnuda y aparentemente dormida.
El principal acusado de este juicio, en el que podría ser condenado hasta a 20 años de cárcel, asumió que era un “adicto al sexo” y que morirá solo porque más allá de su abogada, Béatrice Zavarro, nadie le apoya.
Afirmó que no era consciente de hasta qué punto dañó a su mujer y sus hijos con sus actos.