“Además, fuimos a la cena porque supuestamente le iba a hacer un adelanto del pago de la deuda, pero no le dio nada”
Los denunciantes de Elías Piccirillo, ex marido de Jésica Cirio, el empresario Francisco Hauque y su esposa Anahí Aquino Laprida relataron cómo fue el encuentro que tuvieron con el ahora detenido la noche del 17 de enero cuando según la pareja les plantó un arma y drogas en el auto, en complicidad con un control policial.
“Le preste ese dinero porque me generó confianza, porque tenía una multiplicidad de negocios en el banco y me podía garantizar un retiro mayor”, sostuvo Hauque en una entrevista con TN.

Hauque y Aquino fueron detenidos por efectivos de la Policía de la Ciudad en Recoleta y la Justicia los imputó en una causa por tráfico de estupefacientes y por portación de un arma. “Veinte días más tarde habíamos logrado la nulidad y luego el sobreseimiento. Había quedado corroborado que ellos no tenían nada que ver con el tema y que debía investigarse a los policías que habían intervenido y a los civiles, en este caso Elías Piccirillo”, explicó el abogado del matrimonio, Carlos Pousa
Según el relato del financista Hauque, el marido de Cirio lo había convocado para reunirse a hablar de una deuda millonaria que él debía pagarle “También me dijo que invitara a mi pareja al Palacio Duhau”, dijo el empresario. Cuando lo pasó a buscar Piccirillo se subió en el asiento trasero de su rodado pese a que el del acompañante estaba vacío. Le explicó que lo hacía porque le dejaba el lugar a su mujer Anahí.
“Nos fuimos hasta el Hotel Faena, sobre Juana Manso, para buscar a mi esposa. Pero ella se subió en la parte de atrás porque él después pidió bajarse de la camioneta y subirse adelante. O sea, revirtió los roles”, sostuvo Hauque.
“En todo el trayecto hacia el Palacio Duhau Piccirillo iba mirándome y sacándome conversación de cualquier cosa. Yo pensaba ‘qué raro que me está mirando este tipo´. Claro, era para distraerme porque ya había plantado el arma debajo del asiento del conductor”, consideró Aquino Laprida. y recordó que una vez en el restaurante Piccirillo no dejaba de hablar por teléfono y decía que Cirio ya estaba en camino.
“A los 10 minutos dijo que su esposa no iba a venir porque estaba descompuesta y se sentía mal. Le dije que era raro si ya había salido de la casa. No entendía nada”, agregó.
“Es toda una farsa que todavía ella no aclaró y que no aclara básicamente porque si ella se presenta a declarar y esto es una mentira y dice que nunca fue invitada a esta cena, es un elemento más de convicción de que se hizo este montaje para que ellos [por el matrimonio] terminaron presos. Ella (por Cirio” podría ponerle fin a este tema y presentarse a declarar”, dijo el abogado.
Por otro lado, los periodistas le preguntaron acerca de la complicidad de Cirio a lo que ambos respondieron: “Para nosotros lo sabia Cirio”. Su abogado sostuvo: “Nosotros sospechamos que ella participó de alguna manera en este armado para que ellos no sospecharan de lo que iban a ser víctimas”
“Durante la cena teníamos una charla normal. Llegamos a un acuerdo por la deuda. Él tenía algunos inconvenientes que resolver con su socio y me dijo que a partir de marzo nos volvíamos a juntar para hacer una devolución”, sostuvo el empresario.
“Además, fuimos a la cena porque supuestamente le iba a hacer un adelanto del pago de la deuda, pero no le dio nada”, agregó su esposa.
Según la pareja le ofrecieron alcanzarlo en su vehículo hasta su vivienda pero Piccirillo se negó y dijo que se tomaría un taxi.
El matrimonio relató que cuando avanzaron unos 50 metros desde la salida del restaurante un móvil de civil con efectivos que se identificaron como del departamento policial de Robos y Hurto les cruzó el rodado y obligó a Aquino Laprida, que era quien conducía en ese momento, que detuviera el vehículo.
“Me obligaron a descender sin un tipo de móvil aparente”, contó Hauque y Pousa agregó: “decían que habían detectado movimientos que daban cuenta de una posible situación de violencia de género. Los vidrios de esta camioneta son de una tonalidad tan oscura que es imposible ver hacia adentro y esto ya fue peritado”.
“Nunca me preguntaron si estaba bien, si me había pasado algo. Me agarraron de los pelos, de los brazos. Me terminaron golpeando ellos. Eran en total tres móviles sin identificar, con ocho a 10 policías”, dijo Aquino Lapida.
“Me apretaban de los testículos para que no gritara, toda una situación horrible”, dijo Hauque. Cuando los policias encontraron la droga los dos se dieron cuenta de que esta situación podría tener que ver con Piccirillo, al que describieron como una persona “psicópata” y “siniestra”.
“Tenemos miedo. Es una situación muy estresante. Uno nunca sabe qué puede pasar con esta repercusión”, dijo el empresario y su esposa agregó que tienen custodia privada.