Aprovechaba la necesidad habitacional como herramienta para coaccionar y violentar.
Un hombre de 70 años, jubilado y propietario de una casa fue denunciado por ofrecerles a sus inquilinas “arreglos sexuales” a cambio del alquiler.
Una de las víctimas relató que, al atrasarse con la renta, el jubilado le sugirió “arreglar de otra manera”, insinuando un encuentro sexual en lugar de dinero.
Al negarse, el hombre la agredió, según su denuncia, y le provocó una herida en la boca. Fue entonces cuando decidió romper el silencio y lo denunció. Su testimonio fue el primero, pero no había sido a la única víctima del jubilado.
A raíz de la denuncia se destapó un presunto sistema encubierto de abusos y manipulación que el acusado habría logrado sostener durante varios años.
Al salir el caso a la luz, otras exinquilinas se acercaron a declarar a la Justicia y relataron experiencias similares de acoso y manipulación sexual
Todas las denunciantes coincidieron en un patrón: el hombre aprovechaba la necesidad habitacional como herramienta para coaccionar y violentar.
La casa, compartida por varias jóvenes bajo un régimen informal de alquiler, carecía de contratos y garantías legales, una situación común en muchas partes del país.
La Fiscalía de turno actuó rápidamente, ordenando pericias médicas y citando a declarar a otras inquilinas, tanto actuales como anteriores.
El objetivo es determinar si existió un patrón de conducta abusiva y hasta dónde se habría extendido esta práctica.
Pasó en la localidad catamarqueña de Valle Viejo