Ninguno de los 2 dijo haber visto armas en poder de los adolescentes. Llama la atención que la considerada “replica” no sea reconocida por ninguno de los que dieron testimonio. Si fue “plantada” ¿quién es el responsable?
2 de los 3 policías de la ciudad acusados del crimen del adolescente Lucas González admitieron ante la Justicia haber disparado sus armas contra el auto en el que la víctima iba con 3 amigos por Barracas.
Fue durante las declaraciones indagatorias en las que se quebraron y lloraron en varias oportunidades.
Los acusados dijeron haberse bajado del auto Nissan Tiida de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4 al grito de “policía” y con los chalecos identificatorios puestos, y que también hicieron sonar la sirena, aunque no encendieron las luces azules que se ponen sobre el techo del rodado porque no funcionaban.
Los 3 adolescentes que sobrevivieron a los tiros declararon como testigos ante los investigadores y reiteraron que acababan de salir de un entrenamiento de fútbol, que compraron jugo en un kiosco y que temieron ser asaltados.
Tras pasar la noche en una celda de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas fueron trasladados a los tribunales porteños para declarar ante el juez Martín Del Viso.
Acusados de los delitos de “homicidio doblemente agravado por haber sido cometido por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones y con alevosía de Lucas González, la tentativa de ese mismo delito contra los otros tres adolescentes, más privación ilegal de la libertad y falsedad ideológica”.
Ninguno aceptó responder preguntas pero realizaron un extenso y pormenorizado relato de cómo ocurrieron los hechos, y tanto Isassi como Nievas se quebraron en reiteradas oportunidades.
Los policías contaron que trabajaban en la villa 21-24 en el marco de una investigación ordenada por la fiscalía 20 de la ciudad vinculada a la venta de estupefacientes y que tenían “como objetivo” un domicilio al cual venían controlando porque se sospechaba que era un búnker de drogas.
Según lo que relataron, en ese marco vieron el automóvil Suran azul en el que se movilizaba Lucas González con sus tres amigos adolescentes “en actitud sospechosa”, detenido en la ochava de Iriarte, y que cuando retomó la marcha “hicieron un seguimiento”.
Negaron haber realizado una persecución y dijeron que se pusieron los chalecos, les hicieron sonar la sirena para que detengan su marcha y que bajaron al grito de ‘policía'”. El jefe de la brigada era Isassi, quien era la persona en dar las instrucciones a los otros dos”.
La Suran arrancó para evitar la identificación y ante esa situación, se sintieron en peligro y, por eso, dispararon.
Nievas dice que cuando estaban por embestirlo, disparó cuatro o cinco balazos de frente a los pibes.
López dijo que rodeó el automóvil por atrás y cuando escuchó los primeros disparos, también efectuó varios tiros.
El único que no mencionó los disparos fue Isassi.
Ninguno de los 3 dijo haber visto armas en poder de los adolescentes, al tiempo que tanto Isassi como López interrumpieron en varias ocasiones su declaración porque se quebraron y lloraron.
Denunciaron ante el juez Del Viso haber recibido apremios por parte de otros presos alojados en la Superintendencia de Investigaciones de la PFA, dijeron que les arrojaron orín y que los amenazaban con violarlos y matarlos, por lo que los fiscales pidieron que se investigue esa situación y que sean alojados en algún sector en el que también estén detenidos otros miembros de fuerzas de seguridad.
Los adolescentes, todos de 17 años, se entrevistaron primero con personal de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (Dovic), dependiente del Ministerio Público, y luego declaron de manera virtual ante los fiscales.