Una oficial de la Policía de Córdoba fue encontrada asesinada en una pileta de la localidad de Despeñaderos, en esa provincia. Su esposo, también efectivo de la fuerza, confesó el crimen y se suicidó de un disparo en la cabeza poco después dentro de su automóvil.
El cuerpo de la oficial principal, Deolinda Díaz, de 32 años, fue encontrado en una pileta de la calle San Juan al 143 de barrio General Paz de la localidad de Despeñaderos, departamento de Santa María. Su esposo, José Adrián Contreras, de 40, la arrojó en ese lugar después de matarla, llamó al 101 para confesar lo que había hecho y contar que no quería terminar en prisión. “Me mandé una cagada”, dijo.
En el llamado, el agente pidió a los efectivos que se dirigieran a su casa para buscar a su hija de 3 años, a quien había dejado durmiendo. Mientras, Contreras se dio a la fuga en su vehículo, un Ford K negro, y apareció muerto dentro del mismo cerca de un camino rural entre la zona del autódromo Cabalén y la de la Falda del Carmen-Malagueño.

Las pericias médicas determinaron que la policía murió estrangulada y su esposo se suicidó de un disparo en la cabeza. Según adelantó el fiscal que lleva adelante la investigación, Alejandro Peralta Otonello, al parecer la pareja estaba en trámites para divorciarse.
Por último, el fiscal explicó que la pequeña fue puesta a disposición de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia, y posteriormente entregada a un familiar directo.
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