LO ÚLTIMO. Los rugbiers detenidos por el asesinato de Fernando Báez Sosa fueron trasladados al Centro de Convenciones de Villa Gesell “Néstor Kirchner», donde empezaron a ser sometidos a una rueda de reconocimiento.
Los seis amigos de Fernando verán a los diez rugbiers a través de un vidrio espejado, pero no al revés. Los testigos pasarán de a uno. Los imputados pasarán individualmente, pero acompañados de tres personas más que no están relacionados con el caso aunque poseen características físicas similares.
Un testigo del reencuentro entre los rugbiers y sus familiares dijo que los jóvenes se mostraron arrepentidos y que fue un momento muy difícil para todos ellos. «Los pibes dijeron que estaban tomados, están arrepentidísimos de lo que pasó», sostuvo Carlos Seoane, un excombatiente de Malvinas que fue a visitar a otro detenido y charló con los imputados.
Lucas Pertossi, hermano de Ciro, quien está imputado junto a Maximiliano Thomsen como coautor del asesinato de Fernando Báez Sosa, nombró a quienes no le pegaron a la víctima. Por su parte, Luciano Pertossi, amenazó con suicidarse.
La grieta de la «manada».
Los hermanos Pertossi quebraron el pacto de silencio.
Luciano, está muy comprometido y puede recibir una dura condena.
Lucas, destapó «la olla podrida». Señalo que responsabiliza a los otros rugbiers de haber tratado de incriminar a Pablo Ventura, el joven que recuperó la libertad.
Hay fundadas sospechas que, no serán los únicos que brinden testimonio.
TRIBUNA ABIERTA