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martes 21 de marzo, 2023
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Carlos III. Los motivos por los que la princesa Leonor de España debe asistir a la coronación.

La tradición sostiene que no pueden ir los reyes de otras casas reales, pero esto podría cambiar.

Una de las grandes incógnitas es el criterio que será ha utilizado para invitar a los miembros de la realeza europea a la coronación de Carlos III. Durante siglos la tradición ha dictado que ningún monarca en ejercicio, con excepción de los pequeños soberanos de territorios de la Commonwealth como el rey de Tonga, debería estar presente en la coronación de un rey británico, porque la ceremonia sacra se entiende como un intercambio íntimo entre el monarca y su pueblo en presencia de Dios.

Además, evitar la presencia de otros reyes en ejercicio evitaba el inconveniente de que, por cuestiones de protocolo, el nuevo soberano tuviese que ceder el paso a otros de sus primos coronados con más años en el trono que él.

Una norma no escrita que se ha mantenido durante siglos y que, de aplicarse en esta ocasión, indicaría que la princesa de Asturias tendría que ser quien, en buena ley, representase a la Casa Real de España.


Los Borbones españoles comenzaron a enviar representaciones familiares al Reino Unido con ocasión de la coronación de Eduardo VII, en 1902, a la que Alfonso XIII envió a su cuñado el infante don Carlos, esposo de la por entonces princesa de Asturias, doña María de las Mercedes.

Posteriormente, en 1911, el rey se hizo representar por su otro cuñado, el infante Fernando de Baviera, esposo de la infanta María Teresa, en la coronación de Jorge V, primo hermano de la reina Victoria Eugenia.

En 1937 y 1953, para las coronaciones de Jorge VI e Isabel II, en las que la familia real española no estuvo representada. España ya no era una monarquía y, dado que la coronación es una ceremonia de estado, los condes de Barcelona estuvieron ausentes, si bien en 1947 sí habían sido invitados a la boda de la entonces princesa Isabel con Felipe Mountbatten, a la que acudieron en compañía de la reina Victoria Eugenia.

Sería por tanto esperable que el 6 de mayo la princesa Leonor se reuniese en Londres con el resto de príncipes herederos de Europa o, en su defecto, con miembros segundones de las distintas casas.

Pero días atrás, y quizá sin reparar en ello, el príncipe Alberto de Mónaco afirmó en unas declaraciones a la prensa que él y su esposa Charlène ya han confirmado su asistencia, agregando: “Estoy seguro de que Su Majestad añadirá sus propios toques personales a la ceremonia”.

Algo que rompe con la vieja tradición y que parece indicar, de forma clara, que Carlos III quiere contar con la presencia de sus pares en tiempos en los que lo que queda de la vieja realeza europea cierra filas en torno a sí misma.

Dada la excelente sintonía de los reyes Felipe y doña Letizia con los nuevos soberanos ingleses, lo más plausible es que la representación española sea la más alta y la ostenten ellos dos (quizá acompañados por los Reyes eméritos), si bien sería muy deseable que, en este caso y cambiando lo que hasta ahora viene siendo la política de Casa Real, quisieran llevar consigo a Leonor.

Hasta ahora, y por razones desconocidas, los Reyes han preferido mantener a sus hijas al margen de los grandes eventos de los royals europeos, con quienes les unen fuertes e históricos lazos de parentesco.