España suprimió desde la obligación de que los pacientes leves o asintomáticos de Covid-19 guarden cuarentena.
Enfocó sus esfuerzos en los casos más graves y personas vulnerables, en una nueva estrategia para tratar la enfermedad como endémica.
Las autoridades españolas, que timonearon una muy dura primera ola de la pandemia y debieron imponer uno de los confinamientos más estrictos del mundo en la primavera boreal de 2020, justificaron este giro por los altos niveles de inmunización de la población y la baja incidencia actual.
El objetivo es tratar al coronavirus ya no como una pandemia sino como una enfermedad endémica con la que convivir, similar a la gripe.
Según el ministerio de Salud, esta «estrategia diferente (…) tras la fase aguda de la pandemia» concentrará sus esfuerzos en «personas y ámbitos de mayor vulnerabilidad», lo que implica «aceptar un cierto nivel de transmisión» entre la población vacunada y joven.
Además de levantar la obligatoriedad de aislarse para casos asintomáticos y leves, el Gobierno puso fin a la realización de test a todos los casos sospechosos y sus contactos, para privilegiar a personas de más de de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas, así como personal del sistema de salud o casos graves.
A los pacientes leves, no obstante, se les recomienda actuar con «prudencia»: usar mascarilla, todavía obligatoria en interiores en todo el país, y limitar su contacto con terceras personas, particularmente aquellas de riesgo.
TRIBUNA ABIERTA