Santo en la Web y en la Red

28 de marzo, 2024

Gabriela Fernández Galilea. Ay que calor, ay que calor.

Entrenamiento y ola de calor.

Levante la mano quién arrancó el 2023 con una enorme lista de “objetivos 2023”. Esa lista ¿incluía actividad física? Pero con 40 grados de sensación térmica ¿quién puede moverse, más allá de pestañear? ¿Tachamos ese objetivo y a otra cosa mariposa?.

Pará, pará, no tan rápido. Aunque el factor climático es el primer condicionante del entrenamiento, todavía hay mucho que podemos hacer, sobre todo si tenemos algunos detalles en cuenta.

Primero y muy importante: no exigirse de más: Si tenemos rendimientos más bajos de los esperados, no quiere decir que el trabajo sea malo. La única diferencia es que el organismo rinde distinto.

Segundo, Francia, obviamente.

Tercero: consideremos la previa a llegar a un entrenamiento, es decir, el ENTRENAMIENTO INVISIBLE, lo que hacemos el resto del día. ¿Cómo nos hidratamos? ¿Cómo nos alimentamos? ¿Cómo descansamos? ¿Cuántas horas dormimos?

La hidratación debe ser a base de agua (no, el mate de la mañana, el tecito, el café no cuentan. Las gaseosas tampoco). ¿Escucharon eso de que somos un gran porcentaje de agua? Bueno, el agua es importante para lubricar las articulaciones, hidratar ligamentos, tendones, discos intervertebrales, regular la tensión arterial, la temperatura corporal.

Podemos programar los recorridos de entrenamiento al aire libre por donde hay bebederos o espacios para hidratarse o llevar la botellita cargada para beber cada 10/15 minutos de actividad.

También debemos elegir los horarios de entrenamiento sabiamente. El amanecer y el atardecer son los momentos ideales, ya que el sol no pega y el entorno está un poco más fresco. De 11 a 17 horas no es recomendable si entrenas al aire libre. Siempre debes buscar espacios de sombra, reparados del rayo del sol, donde el asfalto no caliente más el ambiente.

Y la moda también importa para evitar recalentarnos: gorra, protector solar y anteojos de sol. Telas livianas y de tono claro para que se refleje y no se absorba la luz del sol. Telas con tecnología, zapatillas ventiladas y aireadas, de ser posible.

Finalmente, otra recomendación: entrenar con una especialista (guiño, guiño) que nos pueda orientar. Alguien capacitado para manejar todas estas variantes y las planificaciones del trabajo.

¿Listo? ¿Te convencí de que se puede entrenar a pesar del calor? Pero esto no termina acá. Tenemos que poder reconocer las señales que nos envía el cuerpo para avisar que ESTAMOS EN PROBLEMAS:

Si sentís la boca pastosa.

Si el color de la orina es oscura.

Si perdiste más del 2% del peso corporal en un entrenamiento.

Y ESTAMOS EN EL HORNO SI TENEMOS LOS SIGUIENTES SÍNTOMAS Boca caliente , piel roja, calambres musculares, mareos, náuseas, falta de fuerza, baja en el rendimiento o si la frecuencia cardiaca y respiratoria se elevan.

Ahora sí, a moverse. ¿Quién se anima?

Invitada Gabriela Fernández Galilea
Profesora nacional de Educación física. Entrenadora
www.bienestarenred.com.ar
@bienestarenred

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