El viernes empezó la búsqueda de algún indicio sobre Santiago Maldonado con un operativo de más de cien policías, prefectos, un helicóptero y drones que rastrean parte del río Chubut.
Lo último que se podría haber reconstruído sobre su vida con cierta firmeza judicial se retrotrae el 31 de julio pasado. Y no lo ubica a Maldonado dentro del predio del Lof de Cushamen surcado por el Río Chubut. Allí vive una comunidad mapuche radicalizada.
Es una causa impulsada por un pedido de hábeas corpus. Desde el inicio mismo de la pesquisa se señaló a un sector del río Chubut, cercano a la comunidad mapuche del Lof Cushamen, como el sitio en la que se perdieron los últimos potenciales rastros de Santiago.
Según la fuerza, el 1 de agosto integrantes del escuadrón de El Bolsón persiguieron a quienes los habían agredido de modo violento tras desalojar un corte de ruta. Un informe oficial afirma que esas personas escaparon “nadando” por el río. Sin embargo ese informe no menciona a Maldonado.
Esa búsqueda sobre el río es la última gran acción ordenada por el juez Guido Otranto en el caso, que sigue teniendo a los gendarmes que actuaron el 1 de agosto, con armas anti-disturbios, dentro del Lof de Cushamen, como principales sospechosos de la desaparición de Maldonado.
Según la documentación que pudo chequear “Clarín” en la nota de Nicolás Wiñazki, tres “protagonistas” diferentes de la causa coinciden en que el río fue un lugar por el que intentó cruzar Maldonado. Con suerte, o sin ella.
Un testigo de origen mapuche, que vive en el Lof Cushamen, de apellido Santana, había declarado como testigo ante Otranto y dijo que vio, a 500 metros de distancia, cabalgando un caballo y gracias a binoculares, que el joven desaparecido intentó cruzar esas aguas que él había podido sortear, pero fue atrapado antes. Ese testimonio, según admiten en la Justicia chubutense, es inconsistente y contradictorio.
La documentación de la causa indica que, a las 21:45 del 2 de agosto, Machado interpuso un habeas corpus por “Desaparición de Persona” o “Desaparición Forzada”. En ese escrito, el Defensor explica que su pedido se “funda en testimonios recolectados por los cuales se establecería que el artesano desapareció” en “circunstancias” que él mismo dice desonocer. Aunque afirma que eso pasó “cuando era perseguido por miembros de la Gendarmería”, especifica que hubo un desenlace “al momento de intentar cruzar un cauce de un río ubicado en las cercanías del territorio de la comunidad”.
No hay en el expediente de Otranto, (según lo que pudo conocer Clarín), ninguna prueba o testimonio rotundo que dé por probado que Maldonado estaba dentro del Lof cuando entró a reprimir la Gendarmería.
El juez espera ahora los peritajes de ADN encontrados sobre todo en una camioneta que usó la Gendarmería ese día dentro del Lof, para confirmar si allí se encontraron pruebas genéticas del joven que no aparece por ningún lado.
DECLARAN 40 GENDARMES.
La principal hipótesis que manejan los investigadores apunta a Gendarmería. Se llamará a declarar en el caso, que está en manos del juez Guido Otranto, a unos 40 gendarmes a partir del martes. Éstos deberán detallar sus pasos durante el operativo en el Pu Lof.
Además, en respuesta a una solicitud de la familia del joven desaparecido, el gobierno avanzará con la ONU en la conformación de un grupo de expertos independientes que supervisen y colaboren con la investigación.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se reunirá con el representante de la oficina regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acbudh), Amerigo Incalcaterra.
Además, el delegado de la ONU ya mantuvo reuniones con el ministro de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quienes recibieron de parte de la familia Maldonado el pedido de que el Estado “garantice una investigación independiente” con la cooperación y asistencia técnica del organismo regional de la ONU y la participación de expertos independientes.
AFIRMAN QUE TRASLADARON A MALDONADO.
Un matrimonio de Tierra del Fuego declaró ante la comisaria tercera de Río Grande haber trasladado a Santiago Maldonado el 22 de agosto hasta Tecka una localidad de Chubut.
Graciela González y Eduardo Muñoz contaron que encontraron a Maldonado en la ruta 40 que conecta Esquel con Tecka “parado en el medio de la banquina, haciendo señas”. Según contaron al canal 13 fueguino y más tarde a Eduardo Feimann, el supuesto Maldonado estaba “indefenso, con ropa muy liviana, sin campera, zapatillas rotas, sus guantes eran medias, con una marca en la frente”.
En el trayecto le contó que tenía 28 años recién cumplidos, que su cuñada lo había llamado para saludarlo y que iba hacia Comodoro Rivadavia y, luego, a Puerto Madryn, para trabajar. Cuando le preguntaron por las marcas y lesiones que presentaba él contestó que se lo habían hecho “hombres malos” que además le habían robado el celular, la mochila y la campera.
“Estaba muy triste, muy ido, muy frío, y eso hay que recalcarlo, estaba como shockeado”, precisaron y agregaron que viajaba con “un tamboril, que decía que no lo sabía tocar, pero lo fabricaba”.
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