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19 de abril, 2024

Infanta Cristina de España. Las claves de la separación de Iñaki y el rol de su padre.

La finalidad del acuerdo de separación ha ido siempre dirigida a satisfacer a Urdangarin y evitar que hablara de la situación

El divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sigue un curso lento.

Están separados desde hace un año, ambas partes llegaron a un acuerdo fructífero.

Ese pacto al que llegaron los exduques de Palma fue propiciado, en parte, por el padre de ella, el rey emérito Juan Carlos I, quien vio como su exyerno sufría ante la separación por no poder tener la vida que pensaba que podría tener una vez estuviera fuera de prisión.

El propio Urdangarin se quejaba a los suyos. “Estuvo un tiempo que no tenía dinero ni para un café”, recuerdan sus amigos.

Así que Juan Carlos I llamó a su hija, habló con ella muchas veces. El Rey expatriado ayudó a la Infanta a ordenar su situación financiera para que su exmarido no se viera en condiciones penosas.

A finales de agosto, la infanta Cristina fue a Abu Dabi, donde comprobaron todos los puntos que debían acordar. A principios de septiembre, don Juan Carlos viajó a Suiza, donde vive Cristina, para ayudarla.

Se acordó cómo debía ser la separación, pero el divorcio “no hay nada todavía, están bien así”.

La finalidad del acuerdo de separación ha ido siempre dirigida a satisfacer a Urdangarin y evitar que hablara de la situación porque toda la información negativa que rodea a la familia real, es decir, al rey Felipe y a la reina Letizia, les puede perjudicar.

Y, en consecuencia, puede reducir las posibilidades de que el rey Juan Carlos vuelva a España.


Ahora falta por ver cuándo cerrarán el acuerdo de divorcio. Los términos serán similares a los de la separación porque todo está ya muy encauzado.

Uno de los principales detalles que se tienen en cuenta en la actualidad es la edad de Irene Urdangarin, la única hija del todavía matrimonio y la única además menor de edad. Si se divorciaran ahora, cuando aún es menor de edad, supondría que los detalles del acuerdo tendrían que pasar forzosamente por un juzgado, algo que ninguna de las dos partes quiere.

Porque allí se deberían dirimir aspectos como la manutención, algo que afecta directamente a sus finanzas y que ellos, por el momento, no quieren que se haga público.

Cualquier dato que entra en un juzgado, ya sea en España, ya sea en Suiza, puede terminar en manos de alguien que lo haga público.

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