Santo en la Web y en la Red

27 de junio, 2025

MARTHA WOLFF. Conjuguemos el verbo amar.

El Día de los Enamorados es el más sabio del año.

Ese día se honra a un sentimiento no a una héroe, a una batalla, a un militar, a un político u otro hecho a recordar. Se trata del día del amor, ese algo invisible e inasible  y sin embargo  invasivo que llega en el momento menos pensado.

Amor tiene cinco letras como los dedos de una mano  y un dedo índice para señalar. Su mensajero, Cupido, muñido con flecha, arco y vendas en los ojos, vuela hasta encontrar un corazón para atravesar.  Se trata de un misterio más viejo que el tiempo, ese que atrae a dos seres en medio de la humanidad. Esa magia que se produce solo de a dos, cuando alrededor y en medio de una multitud, todos menos uno, es el que complementa la paridad existencial. Tal vez por obra de los oráculos consultados por las pitonisas en el más allá hayan apuntado desde siempre quién es el uno para el otro. O tal vez en la inmensidad de los cielos estén galopando en las nubes o alumbrados por las estrellas, el destino de unirlos en una nueva pareja para alumbrar a la Tierra de felicidad.

Lo cierto es que todo lo que se quiere explicar se pierde en sustantivos, verbos y adjetivos, porque desde lo borgiano, lo perfecto no es racional y pertenece al infinito.
Cómo explicar ese fluir de energía que da una mirada, la caricia que produce electricidad, la pasión de los cuerpos en su ensamblaje, el beso que sella un contrato de pareja que se firma con los labios y queda rubricado con un abrazo por azar o por causalidad.

El amor es un juego que transforma, da brillo a los ojos, despeja sombras en el rostro y cambia la forma de ver la vida. Los enamorados al mirarse al espejo se ven transformados porque un fantasma que se llama amor los hizo siameses. Porque cuando piensan en sus mentes tejen con palabras  del otro y nunca vuelven a ser los mismos.

Así de simple, así de complejo, así de comprometido es el amor, del cual todos somos hijos de dos que se amaron y quisieron perpetuarse. Así somos los descendientes de los que un día decidieron tener continuidad a su imagen y semejanza y poblaron y siguen poblando al mundo.

El Día de los Enamorados es el mejor día del año porque solo pide que todos conjuguemos el verbo amar  y por si alguno lo olvidó qué tal si  lo volvemos a repasar: YO AMO, TÚ AMAS, ÉL  O ELLA AMA, NOSOTROS AMAMOS, VOSOTROS AMAÍS, ELLOS AMAN…

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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