Acaba de fallecer Ruth Corcuera una embajadora argentina de nuestro arte textil, a quien entrevisté junto a su esposo en mi libro “PALABRAS MAYORES”, sobre la vejez activa, en 1918. Tuve el honor de conocerlos y disfrutar de ambos pero especialmente de ella admiradora y rescatadora de las manos artísticas tejedoras de nuestro país a las que revaluó su arte folclórico ante el mundo.
“SE ADMIRABAN MUTUAMENTE CON UN GRAN RESPETO ENTRE AMBOS”
Mario es un hombre de larga trayectoria diplomática y
además, escritor y Ruth antropóloga y también escritora.
Al entrar a su casa para ser entrevistados lo primero que
dijo Mario fue: “¡Aquí me ve cansado de vivir!” pero ante la
propuesta de que iba a entrevistar a gente mayor vital y
positiva, enseguida se rectificó y agregó, que los años lo van
aislando cada vez más porque la vida ya tiene menos
atractivos, por lo que significa estar más tiempo consigo
mismo, que el físico no ayuda, que esta etapa exige más
descanso y que quiere dormir y dormir porque es el anticipo
al sueño eterno.
Mario tuvo una vida intensa. Su infancia y adolescencia
fue aceptable, trabajó y estudió y tuvo suerte. Se graduó en
la Universidad de Buenos Aires, en la carrera de Filosofía,
donde conoció a su mujer que cursaba Historia, allá por
1946. Trabajó primero en una oficina de comercio exterior
y luego pasó a la vida diplomática. Se casaron y querían
viajar, conocer mundo, pero al haber sido estudiantes, no
había becas ni las facilidades actuales. Viajaban los ricos,
los pudientes. La diplomacia ha sido su pasión porque le ha
dado la posibilidad de conocer mundo y gente de gran valor.
Resumiendo está conforme con él y con su familia
compuesta por tres hijos, ocho nietos y una frase poética:
“Vida estamos en paz”.
A Mario le gusta estar con sus nietos. Desde hace un
tiempo sale a comer con ellos una vez por mes y siente que
lo nutren de una vida distinta, aunque fuera de sus nietos,
está enojado con la juventud en general. Opina que no están
bien formados, no saben lo que pasó hace 50 años, no tienen
interés en saberlo, y eso es grave, porque creen que el país
nació con ellos e ignoran que se hace con esfuerzo a través
del tiempo.
Mario sabe que para sus nietos es un anciano respetado,
querido y escuchado, sobre todo cuando es consultado. Sus
nietos conocen de su vida pasada, de los cargos que ocupó
en la diplomacia y algo fundamental que trabajó siempre
para el país con responsabilidad ante lo asumido.
En sus años de diplomático escribió cuatro libros con
placer y diversión con sus ideas y pensamientos. Sus libros,
detalló luego su hijo Javier, fueron muy buenos: el primero,
pequeño, trataba de filosofía, Palabra y realidad, que escribió
en África donde todo está expuesto y nada se oculta, en el
que destaca el valor de la palabra prologado por Léopold
Sédar Senghor, el poeta de la negritud; otro dedicado a los
quioscos y a los bares y una crítica a la televisión; uno de
“Piratas y corsarios” y el libro sobre Santiago Liniers que
fue el primero que trató sobre la traición y la violencia
política en la Argentina.
La carrera diplomática fue larga con cargos diversos
ascendiendo peldaño a peldaño hasta llegar a embajador.
Su primer destino fue África, en Senegal, y en ese continente
también fue embajador concurrente en Mali, Mauritania,
Guinea-Bissau y Cabo Verde. Tuvo varios cargos de
alternancia volviendo a la Argentina como Agregado de
Prensa, Director General de Asuntos Culturales hasta
Director General de Administración y en Europa varios otros,
en Roma como agregado cultural, luego como Director
General de Cultura en París y en América Latina en Perú.
Pero a pesar de sus obligaciones nunca dejó de lado sus
conceptos filosóficos y estéticos del ser humano desde la
Antigüedad en adelante.
Uno de sus nietos, Matías, participó de la entrevista y
respondió que veía a sus abuelos como personas importantes
por lo que hicieron, que son interesantes y los siente amigos.
Que son de gran influencia en su vida. Y recordó cuando su
abuelo lo ayudó a la elección de su carrera y según Ruth, el
que salvaguardará su colección de tejidos antiguos y
artesanales.
Matías, sus hermanos y primos fueron criados entre
libros, tejidos y relatos de viajes. Mario y Ruth siguen
transmitiendo a sus nietos las anécdotas sobre sus
experiencias que son su gran patrimonio. Para él, a su abuela
Ruth, que es antropóloga, los indígenas la conquistaron con
el arte que dejan en una tela. Son más que la trama, son
historiografías de culturas. Así sus hermanos y primos
fueron creciendo en medio de ese mundo integrados a la
vida de sus abuelos y especialmente él que es de secretario
de ellos.
Así como Mario nació en Rosario siendo sus padres de
Córdoba, Ruth nació en Buenos Aires cuando su padre
trabajaba en el diario Crítica con Botana de ayudante y de
político, reivindicador social y un gran soñador con trabajos
cambiantes que sobresaltaba a la familia. Su madre era hija
de piamonteses, que fueron los primeros en llegar en 1874
siendo ella mezcla de criolla y europea. En Filosofía conoció
a Mario, pero ella estudiaba en el Museo Etnográfico, adonde
concurrían muy pocos alumnos y ellos fueron los pioneros
de esa carrera. Ruth se recibió y quedó un gran amor por el
griego, idioma al que recurre en los momentos más difíciles
de su vida como en los partos, idioma que es racionalización
pura. En 1953 se casaron y se siguen queriendo como desde
el primer día. Mario opina que ella es una gran mujer. El
secreto es que se admiran mutuamente y hay entre ambos
un gran respeto.
Ruth es una coleccionista que trabajó cinco años en
excavaciones en Perú cuando estaba en la Universidad
Católica y fue donde se dio cuenta que lo que encontraba
tenía tantas facetas que abarca al mundo y a los cambios
culturales reflejados en esos objetos. El tema de los tejidos
además, lo estudió del primer libro que trató sobre ponchos
que escribió Taullard sobre los ponchos del mundo andino,
pero no del Perú, que lo antecedieron. Esos hallazgos fueron
lo que la hizo comprender que el mundo es un crisol mestizo
en el que todos pertenecemos a todos, esa es su forma de
pensar, más cerca de lo social en la comprensión de lo tejidos
que en lo antropológico de la especie humana. En el tejido
se ve el tejido de la sociedad humana en todos sus aspectos
y de su entorno.
Ruth escribió su primer libro para una tesis hace trece
años y se enamora de lo que descubre, analiza, investiga y
que está muy bien expresado en un mito africano que dice:
“El universo es un telar, la urdimbre es la vida y la trama
los acontecimientos de ella”.
La especialidad de descubrir de dónde es un tejido, quienes
lo hicieron, qué materiales usaron, de qué periodo es, cómo
perduró en el tiempo es su trabajo. Ruth busca con estas
investigaciones la historia de la humanidad.
Ella ha viajado y estimulado a las mujeres indígenas a
que revaloricen sus manos productoras de arte regional e
hizo posible que se exportaran sus trabajos, para que
recuperen esa herencia andina que viene de siglos y para
recomponer ese gran valor que tienen en sus manos. Se ha
dedicado a dar clase y tener alumnas que son sus discípulas.
Eso la hace feliz. Ella junto a una amiga fomentaron este
privilegio que tienen esas mujeres y fue en Chile donde
fueron más consecuentes y quienes cuando tuvieron que
huir de la dictadura de Pinochet se llevaron puestas su arte
y la transformación de las culturas.
El primer libro de Ruth fue: Gasas prehispánicas,
Herencia textil andina; Azul sagrado que fue su experiencia
en África del cambio de la vida rural a la urbana; Ponchos
de las tierras del Plata, libro que fue regalado al presidente
de la Nación; Mujeres de seda y tierra, que trata sobre los
primeros argentinos de vida sencilla que llegaron a
conformar una identidad cultural y el último será Ponchos
de América.
Su hijo Javier, biólogo dedicado al Medio Ambiente,
presente en la entrevista dijo sobre sus padres que son
juveniles, inteligentes, agiornados, inquietos, informados,
que fueron y son activos intelectuales. De los libros que
escribieron opinó que fueron acontecimientos familiares y
sociales. También reconoce junto a sus hermanos el legado
que recibieron de los distintos países en los que vivieron con
un padre diplomático y, que, gracias a la tecnología, siguen
siendo amigos de los amigos de aquellos tiempos y países.
Como despedida compartió el privilegio de tener padres
longevos lúcidos y positivos.
Mario, al finalizar la entrevista, mostró orgulloso su
biblioteca y confesó que un libro es su mejor amigo, mientras
Ruth, apasionada por sus tejidos paciente espera su nuevo
libro. En el mes de noviembre tuvo honor de haber sido
declarada Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en un acto que tuvo lugar en el
Museo José Hernández.
INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora