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25 de abril, 2024

Mónaco. El príncipe Alberto abre de nuevo su histórico hogar al público.

Estaba cerrado desde 2015 por reparaciones.

Los interesados en la historia, del arte y de la arquitectura como los seguidores de las novedades sobre la realeza europea tienen una cita con las recién reabiertas visitas al palacio del príncipe de Mónaco.

El también llamado palacio Grimaldi abre de nuevo oficialmente sus puertas tras años de extensas renovaciones.

Por primera vez desde 2015 su residencia oficial junto a la princesa Charlène y sus hijos, la princesa Gabriella y el príncipe heredero Jacques será accesible al público

“El Príncipe Alberto II decidió llevar a cabo una importante restauración de las decoraciones pintadas exteriores e interiores del palacio. El enfoque adoptado por el equipo de restauración pretende respetar tanto el entorno como la integridad del patrimonio histórico”, sostiene el comunicado.

Construido en 1191 como fortaleza genovesa, la residencia real ha sufrido una larga historia de bombardeos y acosos feroces tras ser asediado por varias potencias extranjeras a lo largo de los siglos.

Desde finales del siglo XII sigue siendo residencia de la familia Grimaldi, que lo llamó hogar por primera vez en 1297.

La noche del 8 de enero de ese año, François Grimaldi se disfrazó de monje y pidió refugio para pasar la noche en la fortaleza.

Después de que un guardia compasivo pero poco avispado le diera paso seguro a la propiedad, François y sus hombres capturaron el castillo y se aseguraron así la fortaleza para sus descendientes, que la han mantenido a buen recaudo desde entonces.

A diferencia de otras familias gobernantes europeas, la ausencia de palacios alternativos en la zona ha hecho que los Grimaldi hayan permanecido en la misma residencia durante más de siete siglos.

Al igual que la mayoría de los palacios reales occidentales, la arquitectura y el diseño de la propiedad se vieron muy influenciados por el renacimiento italiano.

Las recientes renovaciones han desenterrado obras de arte inéditas, como unos frescos calificados como excepcionales por los expertos.

Estas pinturas, que ocupan una superficie de 600 metros cuadrados, se desenterraron raspando el barniz con bisturíes, lo que ha “sacado a la luz mágicamente los colores audaces y puros que anuncian los frescos del renacimiento italiano”.

El palacio del príncipe también cuenta con un jardín zoológico que fue fundado por el difunto Rainiero III en 1954.

Con cerca de 300 animales de al menos 60 especies diferentes.

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