El Vaticano confirmó que Nicaragua le pidió el cierre de las
respectivas embajadas pero aclaró que “no se trata de una ruptura de relaciones”
diplomáticas, en línea con lo anunciado por el gobierno del presidente Daniel Ortega.
Nicaragua dijo que había acordado con el
Vaticano una “suspensión de las relaciones diplomáticas”, dos días después de
que el papa Francisco calificara de dictadura “grosera” y “hitleriana” a la
administración de Ortega.
“El gobierno de Nicaragua ha solicitado a la Santa Sede el cierre de sus
respectivas sedes diplomáticas; no se trata de una ruptura de relaciones, como
habían anunciado algunos medios de comunicación”, dijo una nota publicada en el
sitio web oficial Vatican News.
El texto afirmó que “entre el Estado Vaticano y la República de Nicaragua se ha
planteado una suspensión de las relaciones diplomáticas” y “así lo sostiene un
comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores nicaragüense”.
La cancillería de Managua anunció la
“suspensión” de la relación diplomática bilateral en un comunicado en el que
desmintió una versión, publicada por medios locales, según la cual había
comunicado “verbalmente” al Vaticano la ruptura del vínculo.
“El gobierno de reconciliación y unidad nacional de nuestra Nicaragua, bendita
y siempre libre, precisa que entre el Estado Vaticano y la República de
Nicaragua se ha planteado una suspensión de las relaciones diplomáticas”, dijo
la nota oficial.
El documento fue emitido “ante la información que ha sido divulgada por fuentes
aparentemente vinculadas con la Iglesia católica”.
La diplomática a cargo de
la embajada ante la Santa Sede, Yara Pérez Calero, había comunicado
“verbalmente” la ruptura de relaciones a la Secretaría de Estado del Vaticano.
El pedido incluía el cierre de la representación diplomática de Nicaragua en el
Vaticano y el de la nunciatura apostólica en Managua.
La “suspensión” de la relación diplomática bilateral fue dispuesta después de
que el diario digital argentino Infobae publicara el viernes una entrevista en
la que Francisco calificó en duros términos al gobierno de Ortega.
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la
persona que dirige; ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy
capaz, quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”, dijo el pontífice.
Se refirió al obispo Rolando Álvarez, preso desde agosto pasado, quien a
mediados de febrero rehusó ser desterrado junto a cientos de presos políticos y
entonces fue condenado a 26 años de prisión.
La situación en Nicaragua “es una cosa que está fuera de lo que estamos
viviendo, es como si fuera a traer la dictadura comunista de 1917 o la
hitleriana del 35, traer aquí las mismas”, dijo el Papa.
“Son un tipo de dictaduras groseras, o, para usar una distinción linda de la
Argentina, guarangas”, agregó.
TRIBUNA ABIERTA