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14 de noviembre, 2024

Amalia princesa de los Países bajos. El regalo a Madrid que es uno de los símbolos de su país.

Tulipanes para una famosa plaza.

La Plaza de Oriente uno de los lugares más emblemáticos de Madrid. Con el Palacio Real al fondo, es muy común que los turistas se detengan a visitar sus jardines.

Ahora también podrán ver un pequeño jardín de tulipanes que llevará el sello de una residente muy especial: Amalia de Países Bajos.

La hija de Guillermo y Máxima ha agradecido “a Madrid y a sus vecinos la cálida acogida en su ciudad, a la que pudo llamar su hogar durante un tiempo, con un pequeño jardín de tulipanes en la Plaza de Oriente. El embajador y el alcalde de Madrid plantan los primeros bulbos”, ha publicado en X la propia casa real.

La princesa permaneció en Madrid durante un año y prácticamente en secreto.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y al embajador de los Países Bajos en nuestro país, Roel Nieuwenkamp, plantando los primeros bulbos del que será un rincón que recuerde a la joven princesa.

La presencia de Amalia en Madrid hizo que la princesa se encariñase de la ciudad y de su vertiginoso día a día.

Tras volver a los Países Bajos hace unos meses, su padre, el rey Guillermo quiso agradecer a los reyes de España la atención que le dispensaron a su hija, pero también a los propios ciudadanos.

“Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de conciudadanos y de sus majestades. Fue una conmovedora prueba de amistad en un periodo difícil. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a sus majestades y a todos los que colaboraron en ese esfuerzo”, aseguró la pasada primavera en la cena de gala ofrecida a los reyes de España en el Palacio Real de Ámsterdam.


La joven neerlandesa pudo seguir a sus estudios universitarios a distancia, algo fundamental para permanecer en la ciudad durante tantos meses.


La princesa fue a Madrid una vida normal para alejarse de las amenazas a las que la había sometido la mafia en su país en 2022.

Las amenazas provocaron un cambio sísmico en su vida: tuvo que dejar su piso de estudiante en Ámsterdam y volver con sus padres al palacio de Huis ten Bosch en La Haya.

Tras este regreso, llegó la estancia en Madrid, ciudad en la que pudo permanecer tranquila y llevando un relativo anonimato; una estancia que ahora ha querido agradecer con uno de los grandes símbolos de su país: el tulipán.

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