Los consejos de su padre.
Leonor, la hija mayor del rey Felipe VI de España y de la reina Letizia, cumplió 18 años y juró la Constitución.
Desde muy temprano se acomodaron en las vallas que delimitan el itinerario de la familia real desde el Palacio de la Zarzuela hasta el Congreso de los Diputados, donde unas 600 personalidades la vieron jurar la Constitución española.
Porque el primer gesto de la mayoría de edad de la princesa fue convalidar la monarquía parlamentaria que gobierna España desde que su abuelo, el rey emérito Juan Carlos de Borbón, aceptó ser el elegido por Francisco Franco para hacerse cargo de la transición hacia la democracia que vivió su país luego de la muerte del dictador, en 1975.
“Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y las comunidades autónomas y de fidelidad al rey”, dijo Leonor, princesa de Asturias quien, a partir ahora podría suceder a Felipe VI en el trono y como jefe de Estado sin la regencia de su madre, la reina Letizia.
Leonor eligió las mismas palabras que usó su papá en 1986, cuando cumplió 18 y le tocó jurar la Constitución ante las Cortes Generales.
Hace tres semanas, juró la bandera en la Academia Militar de Zaragoza, donde está recibiendo la instrucción necesaria para quien algún día será jefa suprema de las Fuerzas Armadas de su país.
Y durante las celebraciones por el 12 de octubre, que España conmemora como el día de la Hispanidad, Leonor lució su traje militar junto a su padre.
Es probable que, de aquí e más, el rey Felipe VI delegue en ella la representación de la Corona en algunos actos.
Cuando la familia real cruzó la ciudad en dos Rolls Royce de época -en el que viajaban la princesa Leonor y su hermana estaba vidriado para que la gente pudiera verla y saludarla a su paso-, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, los esperaba sobre el Carrer de San Gerónimo, en la puerta del Parlamento
El presidente los acompañó a través de la Puerta de los Leones de la Cámara de Diputados, un simbólico portón que sólo se abre para ocasiones extraordinarias, hasta el hemiciclo.
Después hubo un almuerzo en el Palacio la Zarzuela. El rey emérito no estuvo invitado, solo a la fiesta privada.