Un encargado del protocolo es el que se encarga de esa tarea.
Cada año, la reina Letizia inaugura la Feria del Libro.
Se lleva un montón a su a casa.
En cada caseta, comparte impresiones con los libreros, que le aconsejan, que le sugieren qué ejemplar puede ser más acorde con sus gustos.
De todos los estilos y épocas, muchas veces sobrevuela la pregunta de si la Reina lo paga de su bolsillo.
La visita comenzaba puntual. Por un lado, su ropa, ya que apostó por un traje chaqueta en lugar del habitual vestido. Por otro, la longitud del recorrido, más corto que en otras ocasiones debido a la lesión que tiene en el pie.
El itinerario es escogido desde días antes por Casa Real, con solo unas casetas de las 300 que hay en la Feria del Libro.
Tienen en cuenta detalles como que cumplan un aniversario redondo, por ejemplo, o que editen algún tipo especial de literatura.
Entre los libros que llevó Romanza sin palabras, de Sofía, la esposa de Leon Tolstoi. Otro, ‘Diamantes’, de Esther Singer Kreitman, una de las pocas autoras en lengua yiddish. El último, ‘Años de vida’, de Marta Borraz, autora novel que ya va por la tercera edición.
En la librería Grant nos contaban que han podido hablar con ella de varios libros, entre ellos ‘Retrato de Casada’ de Maggie O’Farrell, que la Reina conocía muy bien, apuntándose así a uno de los fenómenos literarios de los últimos años.
Otra de las casetas incluidas en el recorrido ha sido la de la editorial Acantilado, un lugar que conoce muy bien. Y es que tanto la anterior librería como esta han compartido muchos más momentos con la Reina en la Feria del Libro, más allá de las inauguraciones oficiales.
Y es que, aunque la jornada inicial esté marcada por su presencia y sea algo más protocolaria, ella siempre hace un par de visitas privadas, sin convocatoria de medios.
El recorrido literario también fue por la editorial Alvarellos, con autores en gallego y donde la reina Letizia se ha entretrenido un buena rato. De allí se ha llevado, por ejemplo, un facsímil de Valle-Inclán o el facsímil del poemario en gallego de Federico García Lorca, una obra que poca gente conoce y que fue la última que escribió antes de ser asesinado.
Y no faltó una visita a una de las centenarias de Madrid, La Felipa, situada en la calle Libreros. El gerente, sobrino de la fundadora del establecimiento, le entregó a la Reina una fotografía de cuando, hace unas décadas, fue don Felipe el que visitó esta icónica librería durante esta feria en el Parque del Retiro. Un lugar del que, por cierto, también Su Majestad se llevó algún que otro ejemplar.
Letizia no los paga, pero no se va sin pagar. Una persona de protocolo del equipo de Casa Real, se acercaba a los puestos para preguntar lo que se debía o quedaba algo por pagar.
Aunque la respuesta de los dueños: un no rotundo. No siempre se tiene la oportunidad de regalarle algo a la Reina, y más algo que le gusta tanto como es un libro.