Se tiró de la tirolesa.
La reina Máxima cambió el vestido de Valentino por el uniforme militar. Junto a un grupo de personal sanitario en formación para convertirse en reservistas de las Fuerzas Armadas en la aldea de Geulhem estuvo en el lugar.

Para ir acorde al acto, la Reina, al igual que el resto del grupo, se vistió con el uniforme militar.
Se trata de un traje compuesto por una chaqueta con estampado de camuflaje, con el escudo de los Países Bajos en la manga izquierda, camiseta y pantalones a juego, y unas botas color camel.
Pese a su pasión por las joyas, Máxima optó por la sencillez durante sus actividades, llevando únicamente un anillo de plata.
Su vestimenta facilitó su participación en las diferentes actividades programadas como escalada, rápel y tirolina.
No es la primera vez que se une a un acto de este tipo, ya que anteriormente visitó el año pasado al mismo centro de las Fuerzas Armadas para reunirse con el Regimiento de Ingenieros y recibir una breve explicación de su trabajo. Sin embargo, no ha sido hasta esta ocasión cuando, además de vestir el uniforme, se ha unido a las actividades físicas.
Su hija, la princesa heredera Amalia, no va a llevar a cabo ninguna formación castrense.