Quieren seguir en la vida pública de la Corona.
El príncipe Andrés se convirtió en una figura incómoda para la familia real británica.
Su vinculación continua con escándalos de diversa índole ha llevado incluso a su hermano, Carlos III, a tomar la decisión de apartarlo de la vida pública relacionada con la institución, retirarle su asignación anual e incluso pedirle que abandone Royal Lodge, la casa de diez habitaciones en Windsor en la que reside desde 2003.
Una situación personal que, por otro lado, también afecta directamente a sus hijas, Beatriz y Eugenia de York, quienes, según la revista ‘The Sun’, están desesperadas ante los comportamientos de su progenitor.
“Las princesas Beatriz y Eugenia están desesperadas por que el príncipe Andrés cambie”, ha asegurado el fotógrafo y experto real Arthur Edwards en una entrevista concedida al medio anteriormente citado.
“A pesar de todo lo sucedido a lo largo de los años, ambas adoran a su padre porque ha sido muy amable y bueno con ellas. A nivel personal, paterno-filial, no tienen razones para no hacerlo. Simplemente, al igual que su madre, Sarah Ferguson, a todas les encantaría que hubiese un cambio en él para que regresara a sus funciones. Esto no va a suceder”, continuaba explicando.
Primero fue su relación con los escándalos sexuales del caso Epstein, donde un documento le asociaba con actos de abuso sexual y con la participación en una orgía con menores, después llegaron los problemas de seguridad nacional por su amistad con un espía chino.
Sus hijas han seguido formando parte del núcleo duro de la Corona y en ningún momento se les ha pedido que retiren el apoyo público hacia su padre.
Sin embargo, la situación se ha tornado en más que compleja; en incómoda. “Nunca se han planteado dejar de subir imágenes junto a él o no contar con su presencia en los actos familiares. Ha sido y es un buen padre. Eso sí, lo mejor para todos es que él pueda vivir una vida tranquila y en calma, alejado de los focos”.
Esta Navidad , antes de que Beatriz diese a luz a su segunda hija junto a Edoardo Mapelli, el matrimonio estuvo a punto de renunciar a su presencia en Sandringham para que el príncipe Andrés y Sarah Ferguson pudiesen disfrutar de las festividades con sus pequeñas en su casa de los Cotswolds; al haber sido previamente apartados del evento de la finca de Norfolk.
Las nietas de Isabel II siempre se han visto obligadas a elegir y esa es la circunstancia que les desespera.
Carlos III ha querido diferenciar por completo la vida privada de las funciones de la institución y considera a las princesas York un valor seguro, por encima de los escándalos de su padre.