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7 de septiembre, 2024

Roma. Hallaron restos de un antiguo palacio papal anterior al Vaticano.

Se cree, protegían al Patriarcio, una basílica monumental concebida por el emperador Constantino en el siglo IV

En el marco de las preparaciones para el Jubileo del Año Santo Católico de 2025, Roma fue el escenario de un descubrimiento arqueológico.

Los restos de lo que parece ser un palacio medieval, que albergó a los papas antes de su establecimiento en el Vaticano, fueron excavados cerca de la Archibasílica de San Juan de Letrán, en el corazón de la ciudad.


El Ministerio de Cultura italiano informó que las excavaciones arqueológicas han salido a la luz una estructura arquitectónica compleja. Esta incluye muros que, según se cree, protegían al Patriarcio, una basílica monumental concebida por el emperador Constantino en el siglo IV.


La construcción inicial del edificio sigue a la declaración de tolerancia de Constantino hacia el cristianismo en el Imperio Romano en el año 313. Esta se amplió en varias etapas entre los siglos IX y XIII, y albergó al papado hasta 1305, cuando se trasladó temporalmente a Aviñón, en Francia.


Las investigaciones arqueológicas, dirigidas bajo la supervisión científica de la Superintendencia Especial de Roma, liderada por Daniela Porro, revelaron una estratigrafía compleja que destaca estructuras murallas datables entre los siglos IX y XIII.


Posiblemente atribuibles al Patriarcado, construido por orden de Constantino en el siglo IV en lugar del cuartel de los Equites Singulares, la guardia a caballo del emperador que se había puesto del lado de Majencio.

La estructura murallada, ejemplo de diversas técnicas constructivas, podría datar del siglo IX, y se conservó hasta al menos el siglo XIII mediante múltiples intervenciones de restauración y reconstrucción.


Durante el proceso de excavación, también se hallaron restos de otras estructuras de tiempos anteriores al Patriarcado. En la parte central de la excavación se identificó una porción de un muro de “opus reticulatum”, datado entre los siglos I a.C. y I d.C., utilizado para terrazar la pendiente que caracterizaba la zona.

Se encontraron imponentes cimientos en celosía de la época severiana (siglo III), posiblemente relacionados con la Castra Nova equitum singularium, ya documentada en el trazado actual de la Basílica.

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