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14 de enero, 2025

Rusia. Busca sostener su poder sobre Siria tras la caída de Al Assad.

“Hemos establecido contacto con el comité político que trabaja en uno de los hoteles de Damasco”, dijo el vicecanciller, Mijaíl Bogdánov.

La caída de Bashar Al Assad dio un duro golpe político, militar y económico a la Rusia de Vladimir Putin.

El Kremlin perdió el control sobre Siria tras la huida del gobernante alawita y el futuro de sus dos bases militares en ese país es hoy una incógnita.

Moscú a pesar de que prioriza su frente bélico en Ucrania y su guerra indirecta con la OTAN.

Si bien es consciente de que su influencia en Medio Oriente se redujo en forma considerable con el fin de la dinastía Assad y el golpeado poderío de Irán, ya comenzó un lento proceso de acercamiento con los rebeldes islámicos que tomaron el poder en Damasco.

Una delegación rusa mantuvo los primeros contactos con representantes del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lidera la coalición de facciones islamistas que derrocaron a Assad.

“Hemos establecido contacto con el comité político que trabaja en uno de los hoteles de Damasco”, dijo el vicecanciller, Mijaíl Bogdánov.

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