Ya no luce su habitual vestimenta de guerrillero islámico.
Abu Mahammed al Golani ya no luce su habitual vestimenta de guerrillero islámico.
Se muestra de civil, con un discurso que busca convencer al mundo de su “sincera transformación” desde un buscado líder terrorista a un respetuoso dirigente democrático que viene a restaurar las instituciones, los derechos humanos y el respeto a las minorías de Siria.
Ahora usa su identidad real, Ahmed al-Sharaa.
El hombre más poderoso de Siria, tras el derrocamiento y posterior huida de Bashar Al Assad, refugiado en Rusia, quiere enterrar su pasado como jefe de las milicias locales del grupo terrorista Al Qaeda y de su acercamiento con el temible Estado Islámico, que llegó a crear un Califato en extensas áreas de Siria e Irak.
El jefe insurgente lidera el grupo fundamentalista islámico Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante).
Lo respaldan varias facciones islamistas apoyadas por el gobierno turco, que tiene un enorme peso e interés en el país por su propia lucha contra los kurdos, que buscan crear su propio Estado en un vasto territorio que abarca Siria, Irán, Irak y la propia Turquía.