Este jueves 13 de agosto quedará confirmado en Oriente Medio como un día histórico, al anunciarse formalmente el comienzo de una nueva era en las relaciones abiertas y formales entre Israel y un país árabe de Oriente Medio. Concretamente, los Emiratos Árabes Unidos, ubicados en el Golfo Pérsico. El anuncio llegó de boca del Presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien contó sobre la conversación telefónica tripartita con “dos grandes amigos”, en referencia al Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu y al gobernante de los Emiratos, el Sheikh Mohammed ben-Zayyed al-Nahyan, en la que ello se había acordado.
Aún antes de confirmarse todos los detalles-ya que cada parte presenta matices un tanto distintos- es un hecho que se habla de paz y eso ya es una excelente noticia.
Es la tercera vez desde la fundación del Estado de Israel, que se anuncia la paz con un país de la región. La primera fue con Egipto, firmada en marzo de 1979, la segunda con Jordania en octubre de 1994 y ahora llega la gran noticia con los Emiratos Árabes Unidos.
A decir verdad, suena extraño que se hable de “acuerdo de paz”. Israel y los Emiratos, que ni siquiera comparten frontera, nunca han estado en la práctica en guerra. Pero, de hecho, los Emiratos, durante décadas, mantuvieron la misma postura que adoptó el mundo árabe apenas se creó Israel, contraria a la existencia del Estado judío, a su reconocimiento y al diálogo con sus autoridades.
En el caso de los Emiratos, esto comenzó a cambiar, detrás de las bambalinas, hace ya muchos años. Pero no públicamente, aunque todos conocían el secreto. En el último lustro, el proceso de intensificó y distintos observadores comentan que el nuevo anuncio no hace más que formalizar lo que ya existía en el terreno.
En realidad, no es tan así. O sea, sí es cierto que las relaciones a distintos niveles ya se habían desarrollado considerablemente, tanto en temas comerciales y económicos generales, como en intercambio de información de Inteligencia y otros puntos estratégicos. Pero eso no significa que la formalización de relaciones, sea cual sea su ritmo exacto, sea un mero adorno.
Salir públicamente a confirmar que hay relaciones con Israel es totalmente distinto. Da legitimidad a los vínculos, puede servir de ejemplo a otros países de la región o del mundo islámico en general y transmite un mensaje de parte del país más desarrollado y emprendedor del mundo árabe: es bueno y recomendable normalizar relaciones con el Estado de Israel.
Esto no significa que no haya que prestar atención a las diferencias en la forma en que ambas partes presentan la noticia. El Primer Ministro Netanyahu asegura públicamente que se trata de un acuerdo formal de paz plena, abierta, con intercambio de embajadores y acuerdos bilaterales en una diversidad de áreas, mientras que el Sheikh Muhammad Bin Zayyed aclara que no hay por ahora intercambio de embajadores ni se firma ya un “acuerdo de paz”. Sin embargo, sí comentó que se pactó “un mapa de ruta de cara al establecimiento de una relación bilateral”.
Aunque suena a muy contradictorio, tiendo a creer que el interlocutor de Israel busca la forma de maniobrar diplomáticamente con eventuales reacciones muy críticas en el mundo árabe, presentando los matices con más cautela.
Si bien no descartaría que Netanyahu agrande un poco las cosas por consideraciones internas, sería bastante ridículo que deforme tanto la esencia de lo pactado, sabiendo que muy pronto se aclararía.
La explicación central de los distintos planteamientos, parece pasar por el esfuerzo de los Emiratos de “vender” el acuerdo a su público y al mundo árabe, como un logro también para los palestinos, dado que lo presenta como un acuerdo a cambio de la cancelación del plan israelí de anexión en Cisjordania. Es por eso, consideramos, que el Canciller de los Emiratos Anwar Gargash dijo que su país, con su decisión “preserva las chances de la solución de dos Estados “, tras lo cual exhortó a la reanudación de negociaciones entre palestinos e israelíes.
Esto está relacionado a la diferencia en la presentación del vínculo entre el camino de paz y el fin del plan de anexión de territorios en Cisjordania.
Según tuiteó el Príncipe Heredero al trono en el nuevo socio de Israel, Israel se compromete a quitar de la mesa el plan de anexión. Por su parte, Netanyahu declaró en una rueda de prensa que es solamente una “suspensión temporaria” no por su iniciativa sino a pedido del Presidente Trump, porque “sigo comprometido con esa intención de aplicar soberanía en Judea y Samaria”. Más allá de las declaraciones, que están destinadas especialmente a oídos israelíes, el mensaje está claro: Netanyahu prefirió las relaciones con un país árabe, por sobre el plan de anexión. En términos geopolíticos y diplomáticos, es un buen mensaje.
Otro punto interesante a destacar es que, con este paso dramático, los Emiratos Árabes Unidos rompen un mantra de décadas, repetida siempre por los países árabes: que no normalizarán relaciones con Israel, en tanto no se haya terminado el conflicto con los palestinos o se haya avanzado al menos hacia un Estado palestino independiente.
Como es sabido, esto no ha ocurrido. El congelamiento en el proceso de paz, el alejamiento y creciente desconfianza entre las partes, ha alejado una solución, en lugar de acercarla. La esperanza es que los palestinos comprendan que no les conviene seguir esperando y rechazando cualquier propuesta y paso dramático que ocurre a su alrededor. El Presidente palestino Mahmud Abbas convocó de urgencia al liderazgo palestino, preocupado por el paso de los Emiratos, aunque de fondo hace tiempo que hay malas relaciones porque en los Emiratos reside su gran adversario y ex socio Muhamad Dahlan, y porque el acercamiento de los Emiratos a Israel desde hace años, no era un secreto.
Hamas y Jihad Islámico critican y en Teherán seguramente condenan, aunque no nos consta aún que hayan emitido comunicado oficial.
Más allá de intereses económicos, comerciales, tecnológicos y científicos que comparten los Emiratos Árabes Unidos e Israel, también tienen un enemigo común: la República Islámica de Irán, que también otros países del Golfo Pérsico ya han dicho es un peligro existencial para ellos.
Si Teherán, Hamas y Jihad Islámico lamentan el acuerdo anunciado, eso confirma: es una excelente noticia para quienes quieren la paz.
Y lo mejor, podría está por venir. Netanyahu aseguró que “otros países árabes e islámicos se sumarán al círculo de paz con Israel”. En otras palabras, dijo lo mismo el asesor especial del Presidente Trump, su yerno Jared Kushner.¿Que se puede agregar? Que así sea.
INVITADA
Dori Lustron
Escritora y periodista