Las armas de fuego ilegales en nuestro país ya superan los 3,7 millones y provocan 8 muertos por día y decenas de heridos. Sin embargo, el gobierno alienta la tenencia de armas.
En Argentina hay 4 millones de armas de fuego en manos civiles de las cuales más del 90 por ciento, es decir, alrededor de 3,7 millones de armas de fuego están en condiciones de ilegalidad y menos de 300.000 se mantienen con la licencia vigente ante la Agencia Nacional de Materiales Controlados ANMAC (ex-Renar).
La cantidad de armas ilegales de fuego está creciendo de manera alarmante en nuestro país. Algunas de las razones que explican este problema son la enorme burocracia y los altos costos para acceder a una credencial de usuario, profundizados a partir de agosto del 2017 con el otorgamiento a Dients Consulting de la exclusividad en la emisión de los certificados psicofísicos, requisito indispensable para iniciar el trámite. No obstante, la principal razón parecería ser la intencionalidad política de “liberar” la tenencia de armas de fuego en nuestro país, según se desprende de las palabras de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich “quien quiera andar armado que ande armado”.
No podemos dejar de señalar algunos datos preocupantes. En los últimos 40 años han muerto 8 personas por día por las armas de fuego, de las cuales entre el 75 y 80 por ciento no tienen que ver con un robo o con la inseguridad. De ese porcentaje, un 20 a 25 por ciento son suicidios con armas, y entre un 50 a 55 por ciento son muertes por conflictos entre personas que muchas veces se conocen y que por una discusión banal o por violencia de cualquier tipo, terminan en una tragedia. A su vez, los datos estadísticos del período 1980-2016, muestran que cuando aumenta la conflictividad social, aumenta la cantidad de muertes por armas de fuego.
Las cuestiones expuestas permiten arribar a que: sin control del Estado aumenta la circulación de armas de fuego ilegales y se incrementan las muertes por su uso, dando lugar a un círculo vicioso, ya que a mayor cantidad de armas, mayor inseguridad social. Sin embargo, la lógica política no parece atender los datos de la realidad. De otra manera no se comprende que pretendan cambiar la dependencia de la ANMAC, del Ministerio de Justicia y DDHH al Ministerio de Seguridad, aún sin poner en plena vigencia, después de 3 años la ley que la creó. Es decir que el control de las armas en el país, pasaría a depender de la ministra que considera que “quién quiera andar armado que ande armado”. Parece ser que quienes nos gobiernan y quienes legislan, están bastante ciegos y sordos al problema de las armas de fuego, a pesar de las muertes y tragedias que éstas generan. Por eso es necesario que la ciudadanía conozca el problema y demande soluciones de fondo y no medidas electoralistas.
En conclusión, uno de los caminos para lograr una sociedad segura es que haya un estricto control de las armas legales y persecución de las ilegales, aspectos que aún dejan mucho que desear en materia de seguridad. Y complementariamente trabajar en políticas de prevención y concientización y la puesta en marcha “en serio” del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego con la logística y los recursos financieros y publicitarios necesarios.
Invitado
Adrián Marcenac
Integrante de la Red Argentina para el Desarme