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martes 28 de marzo, 2023
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Invitado

BETINA KRAUS. Las cuatro estaciones de Vivaldi.

Betina Kraus

Hace un par de meses me dije a mi misma, que, si llegábamos a seguir en cuarentena el 21 de septiembre, iba a escribir una nota titulada “Las cuatro estaciones” aludiendo a la gran composición de Antonio Vivaldi. Es un grupo de cuatro conciertos para violín y orquesta en el cual cada concierto nos sitúa en una de las cuatro estaciones: la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Fue totalmente innovador para su época, después se la llamaría música programática o descriptiva, música acompañada de un elemento narrativo en el cual la música nos lleva a imaginarnos en este caso la estación climática. Los acontecimientos naturales fueron representados con distintos instrumentos.

Volviendo a nuestra Argentina el 20 de marzo el presidente Alberto Fernández decretó la cuarentena a nivel nacional. Era nuestro último día de verano. Fue un verano extendido ya que en abril todavía teníamos días muy calurosos y los que podíamos utilizábamos el aire acondicionado. Teníamos la esperanza que la cuarentena iba a durar algunas semanas, máximo un par de meses. Todos acatábamos y estábamos encerrados en nuestras casas menos nuestros conciudadanos del personal de la salud y otros pocos trabajos esenciales. Nuestros días no tenían horarios, la luz y la oscuridad nos marcaban el paso de las horas, expectantes de las noticias que venían de China y de Europa, asustados de las cifras que marcaban.

Seguramente si Vivaldi hubiese podido representar con su música el angustiante invierno europeo con sus dramáticas cifras, lo hubiese hecho con el protagonismo del violín y quizá con la variante del chelo con su descripción del fuego, hielo, viento y lluvia. Nosotros mientras tanto salíamos del verano, el cual Vivaldi representó con un solista en violín que representaba el despiadado verano seguido por la brisa y la tormenta. En esta latitud el 3 de marzo se registró el primer caso de coronavirus. Fue un hombre de 43 años que había visitado Italia regresando el domingo 1 de marzo. El 5 de marzo se detectó el segundo caso, esta vez un hombre de 23 años que también regresó el 1 de marzo de un viaje. El 20 de marzo, último día del verano y primero de la cuarentena se reportaron en Argentina 128 casos de infectados, 3 muertos y 22 recuperados. Parece una eternidad ese 20 de marzo, seis meses han transcurrido de esta locura que estamos inmersos, muchos encerrados esperando la vacuna por ser grupo de riesgo y no poder acoplarse a los permisos que se van sucediendo en distintas áreas del país.

Abril fue caluroso y tuvimos días de radiante sol que mirábamos desde la ventana o el balcón. El otoño, Vivaldi lo representó con una rústica danza de la cosecha. En el movimiento lento de la música disfrutan de un «dulce sueño» en el aire «suave y agradable». En el final se abandona a los campesinos por la clase alta, mientras que los llamados de cuerno inician la caza. La presa no especificada huye de los disparos y los ladridos de los sabuesos, y finalmente se cansa y muere. Hubiese querido representar quizá la muerte del Covid. Todos deseamos aniquilarlo con la ansiada vacuna.

El invierno tardó en llegar, pero cuando llegó no pudimos usar nuestros abrigos para protegernos ni ver como salía humo de nuestras bocas por nuestro aliento condensado, ya que nuestra nariz y boca se vieron protegidos por los barbijos. La vestimenta de la mayoría de nosotros en el invierno fue zapatillas, joggings de frisa, buzo y campera. La coquetería no existió. Entre el abrigo, el tapabocas, el pelo no cortado ni acicalado, nos volvimos seres irreconocibles. La música hubiese tenido mucha dificultad en representarnos. Quizá Vivaldi no hubiese tenido la fuerza de hacerlo. Un Wagner con sus óperas, que fueron calificadas por su autor de “dramas musicales”, le hubiese puesto música al sufrimiento del planeta. El invierno transcurrió y hoy lo estamos terminando con 631.365 casos positivos en el país y 13.053 personas fallecidas. A mí personalmente me da una profunda tristeza que estemos donde estamos con tantos infectados y argentinos que no están más, después de 6 largos e infinitos meses de cuarentena. ¿Qué nos pasó que, habiendo iniciado una cuarentena temprana, viendo las angustiantes cifras del exterior, estamos así? ¿Qué pasó si todos respaldamos en su comienzo al gobierno y acatábamos la cuarentena estricta? ¿Cuáles van a ser las consecuencias para nuestros niños y adolescentes sin un año de escolaridad? Nos pasó que estamos con una economía en terapia intensiva, una justicia que no estuvo presente y está dando sus primeros pasos agónicos sin saber dónde está parada, un Congreso que sesiona poco y no sabe o no quiere tratar lo realmente importante en este momento y busca las soluciones para unos pocos no dando el ejemplo con trabajo y honradez que pretendemos. El Poder Ejecutivo que habla todos los días, pero tampoco discrimina lo importante de lo secundario, hablando muchas veces de temas que agreden a sectores de la sociedad no percatándose que TODOS LOS ARGENTINOS necesitamos ser comprendidos y abrazados.

¡Feliz primavera y día del estudiante!

EN ESTA NOTA: Betina Kraus Kraus Betina