La profecía que se autorrealiza es en principio una definición «falsa» de una situación. La misma despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original se transforme en verdadera. En Argentina nuestra profecía autocumplida es que nosotros percibimos nuestra política social y económica de una forma muy negativa y con gran desconfianza y por lo tanto nuestro comportamiento como individuos y como sociedad está marcado en gran parte por esta percepción y las consecuencias son y serán negativas mientras que no podamos modificar nuestra percepción.
Sumado a esta percepción negativa nos sentimos que estamos en un barco a la deriva y por lo tanto nos resulta imposible ser positivos, es como un perro que se quiere morder la cola y nunca podrá.
Nuestra política económica repite viejas usanzas que nunca fueron exitosas acá y en ningún lado como ser los precios cuidados. Por otro lado, tenemos los precios congelados y los precios máximos. También hubo acuerdos con empresarios de distintos sectores y aparecieron los programas «Mirar para cuidar» y «Ropa para todos», que fueron la antesala de «Precios Cuidados» en el 2013. El programa de «Precios Esenciales» en el 2019 que en ese mismo año pasó a llamarse “Precios Cuidados”. También tenemos los “Cortes Cuidados”, “Comercios de proximidad” y “Canasta de vegetales”. Los viajes también fueron incluidos con el cepo a las cuotas en viajes al exterior que era una posibilidad para muchos de poder concretar un viaje esperado o necesitado.
Nuestro tan adorado dólar tiene muchas denominaciones y usos como ser el dólar blue, dólar oficial, dólar mep o bolsa, dólar minorista, dólar mayorista, dólar ahorro, contado con liqui, dólar para industria y servicio y quizá alguno más.
Tenemos 166 impuestos que pesan sobre cualquier posesión o actividad: 42 impuestos nacionales, 41 impuestos provinciales y 83 “tasas” municipales.
Entonces volviendo al título nuestras creencias y nuestros juicios basados en nuestra historia económica hacen que todo lo que se haga tenga una percepción negativa y marca nuestra desconfianza con fines justificados. Obviamente que nuestro gran quilombo económico nace de nuestra política y de nuestra sociedad, pero ya estamos como un enfermo terminal que nos dan placebos o calmantes porque no nos podemos curar.
¿Qué necesitamos para salir de esta situación?
Una inyección de confianza por 10 años consecutivos para que podamos creer primero en nosotros mismos como Nación y después nos crean los de afuera o sea los otros países. Es como cuando dicen que si uno no se quiere a sí mismo no lo van a querer sanamente los demás.
Nos viene bárbaro estar en el fin del mundo ahora que el primer mundo se desequilibra por la guerra Rusia – Ucrania. Aunque muchos a pesar de la guerra comprarían vivir en Europa. Además, nuestro presidente provee ideas para estar más vinculados en el conflicto bélico como ser ofrecerle a Putin ser “la puerta de entrada de Rusia a América Latina” unos días antes de que estalle la guerra. Una vez que nos conviene estar lejos.
Recientemente Fernández estuvo en las Europas en una misión que no entendimos bien su finalidad hasta que la entendimos. Los medios españoles publicaron declaraciones de su relación con Cristina o sea necesitó alejarse del problema y cambiar de observador (Albertito con conocimientos de coaching) para plantear una relación madura no hablando obviamente con Cris sino con los medios españoles. Se reunió con el presidente español. Pedro Sánchez, el canciller alemán Olaf Scholz y el jefe de Estado de Francia Emmanuel Macron. Cómo si no tuviesen problemas más importantes planteó las consecuencias que puede tener la guerra en los países periféricos. Planteó la necesidad del trabajo en conjunto para frenar la guerra. O sea, el primer mundo nos estaba esperando porque necesitan nuestro input para darse cuenta de las acciones a tomar. En el minuto final de la gira cerró con esta gran frase: “Necesitamos más alimentos y menos misiles”.
Volviendo a mi título quizá no podemos visualizar que Alberto nos está dando confianza para poder comenzar a revertir nuestras predicciones negativas, tenemos que cambiar de cabeza. ¿Si no lo queremos hacer con Alberto con quién? Empiecen a proponer nombres.
TRIBUNA ABIERTA