Santo en la Web y en la Red

18 de abril, 2024

“El Peronismo terminó con Perón. El Kirchnerismo es una enfermedad”.

No le va a ser fácil al peronismo sacarse la enfermedad del kirchnerismo de encima.  Es un virus de doble cepa, corrupción  y “progresismo” , juntos dan enfermedad terminal. El peronismo para mi  opinión, terminó con la muerte de Perón. Luego hubo sobrevivencia más deformante que otra cosa. Desde Isabel -insisto siempre que Perón no la quería de vice- cuando se lo fueron a comunicar dijo “Señores, al nepotismo se lo combate hasta en el África”.  Tardaron una semana en convencerlo, finalmente ya tenía la voluntad debilitada, su gran dolor fue la incomprensión de la juventud, de mi generación. Perón le cede a los jóvenes un espacio de poder enorme, por ejemplo las Gobernaciones de Buenos Aires (Bidegain), de Córdoba (Obregón Cano), de Mendoza (Martínez Baca) , de San Luis y de Santa Cruz y la juventud asesina a Rucci sólo para dar una demostración de poder. Buscaban el golpe mientras el General les anunciaba con insistencia que ninguna guerrilla podía derrotar a un ejército regular. Luego inventarían la supuesta teoría de “los dos demonios” sólo para evitar una autocrítica que todavía nos deben.

Con Menem los liberales de Cavallo, Dromi y compañía terminaron ocupando el poder, sustituyendo al peronismo al que claramente pensaban superar. Vendieron el país, sembraron miseria y continuaron la destrucción iniciada por Martinez de Hoz. Deuda y miseria, esa fue la herencia y ningún principio del peronismo fue tenido en cuenta. Con Duhalde se retorna a una economía lógica, peronista o radical, nacional y digna  que le permite a Néstor Kirchner gobernar hasta que la ambición lo lleva a instalar a su esposa y a imaginar un intento de poder para siempre. Esa demencia se acompaña con la experiencia Venezolana, y cerca estuvimos -tan cerca como Scioli estuvo de ganar-de terminar tan heridos como los hermanos que soportan hoy las locuras de Maduro (hasta el apellido parece una humorada).

Gobernadores e intendentes tanto como funcionarios de Cristina quieren ahora curarse en salud, tomar distancia y sobrevivir para otra experiencia de gobierno. Enamorados de los cargos poco y nada tienen que ver con las ideas. Un ejército derrotado donde los desertores son demasiados en relación con el  escaso número de heridos. En rigor pueden reunirse, amontonarse, sacarse fotos, hablar de renovarse, todo eso pueden, menos recuperar el prestigio perdido. Pareciera que Cristina se queda con sus propios seguidores, fanáticos,  sectarios, con poco y nada que ver con el peronismo.  Perón nos ordenaba ser “ni sectarios ni excluyentes” -premonitorio- nos ordenaba no ser kirchneristas.

Hay un peronismo de las ideas, de ése no queda casi nada tampoco del radicalismo, ni de los mismos socialistas. Las ideas en nuestra sociedad se han ido alejando de la política en la misma medida que ésta caía en manos de los operadores de negocios. Lo peor del kirchnerismo fue su mezcla infame de ideas progresistas con negocios espurios. Analizando toda su historia queda claro que los negocios estuvieron desde siempre y las supuestas ideologías fueron solo una adquisición tardía que les servía de decorado al pragmatismo. Y los viejos restos de fracasadas izquierdas encontraron un trozo de poder cuando ya la edad y la desesperanza los había atravesado.

Sergio Massa tiene todas las posibilidades de quedarse con un caudal de votos que heredan una historia pero carecen de dueño. Cristina va a ir desapareciendo lentamente, como Menem o tantos otros. Los que construyen desde el poder no sobreviven a su pérdida.  El Gobernador de Salta tiene un leve intento de diferenciarse de Cristina, eso le da una opción; mientras Massa tiene ya todo un desarrollo que lo convierte en uno de los referentes de la oposición.  Recordemos que Cafiero iba por el partido y Menem por fuera ;  podemos pensar entonces que si  Massa va por fuera,  tiene más espacio para crecer.

Lo importante es que la democracia, el diálogo, el respeto entre adversarios, se imponga al sueño de estallido social  que  los revolucionarios de café esperan. Nada es fácil, pero los restos de viejas izquierdas que siempre nos llevaron a la derrota no tienen demasiado futuro. Estamos saliendo del riesgo de ser Venezuela. El Gobierno comete errores, también aciertos pero nada de esto explica que la democracia pueda ser dañada. Y gane quien gane en la próxima elección esto no implica riesgo alguno para las instituciones. Esto me parece lo más importante.

Julio Bárbaro
Politólogo

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