Santo en la Web y en la Red

21 de noviembre, 2024

Martha Wolff. Adagio a los desaparecidos y sobrevivientes.

La tierra de la Tierra está poblada por 8000 millones de personas

y en sus entrañas está poblada por millones de asesinados.

Desde siempre hubo que matar para dominar y acallar al enemigo.

Nada nuevo bajo el sol y tan viejo con el tiempo.

Las dictaduras, las guerras, las ideologías, creencias, conquistas e invasiones

son autoras de matanzas individuales y colectivas de la Historia

Sus ejecutores mataron, mataron, mataron para triunfar, imponer, dominar.

La Tierra es testigo entre cenizas, osarios, esqueletos de la sangre derramada.

Pensar que el vientre maternal es una cuna segura y la tumba el ciclo de la vida.

Los que no tuvieron derecho a morir como hombres, mujeres y niños

siguen buscando Justicia desde sus fosas.

Cuando hay un volcán vomitan su verdad.

Cuando hay terremotos se rearman ante la indiferencia.

Cuando hay inundaciones vuelven a llorar sus dramas.

Cuando hay mareas elevan el volumen de sus reclamos.

Cuando hay incendios avivan el fuego de sus infiernos.

Los aniquilados de siempre fueron eliminados por no ser todos iguales,

porque el espejo del narcisismo no refleja su imagen y semejanza,

matando, matando, matando a millones de seres.

Hubo, calvarios, holocaustos, pogroms, extinción de  tribus, razas, imposición de religiones, dominios territoriales, hogueras, torturas, condenas, fusilamientos, violaciones a mujeres como arma de guerra, minas explosivas, gases tóxicos, bombas atómica, venenos, horcas, suplicios, martirios, cuerpos devorados por los cuervos, fosas cavadas por los condenados como lo hicieron los nazis, hijos  de madres paridoras y presas por revolucionarias a las que le robaron y regalaron a sus hijos  para lavarles las sangre de sus progenitores, pactos de silencios, de olvido, de convivencia en paz entre los asesinos y los querellantes para defender a las Patrias que devino democrática después de dictaduras.

Todo fue y es posible para hacer sufrir al hombre tanto en su carne como en su mente. Tanto desde la derecha como de la izquierda política, civil como militar matar para gobernar. Pasó tanto en oriente como en occidente, en el mundo incivilizado y el civilizado, en la imposición de religiones, xenofobia, prácticas sexuales, conquistas y odio, odio, odio y odio a costa de la vida de los otros por el poder.

Esto y mucho más sentí cuando terminé de ver el documental español “El silencio de los otros”, dirigido por Almudena Carcedo y Robert Bahar, producida por los hermanos Almodóvar, estrenada en mayo del 2019 y haber recibido el Premio Goya.

Es la cronología de lo logrado por sus familiares huérfanos de sus seres queridos por cielo, mar y tierra para enterrar lo que quedase de sus familiares, llegando hasta tribunales internaciones de Derechos Humano y Justicia  para  juzgar a los criminales sin condenas, respaldados por el vigente franquismo enquistado en el poder, como lo fue en Alemania a nazis después de la caída de Hitler, los militares argentinos luego del Proceso, los Pinochetistas en Chile y siempre moviéndose entre sombras, libres y vivos. En su activismo siendo muchos de ellos también sobrevivientes de la barbarie franquista con el slogan semejante al de los familiares y víctimas de los militares del Proceso- Ni olvido, ni perdón- lograron la Ley de la Memoria Histórico, porque muerto Franco en 1975, en España encubierto parecían cantar muerto el perro, muerto la rabia.

Las víctimas y familiares llegaron a nuestro país, actuando la Jueza María Servini de Cubría, el Juez Baltazar Gárzon y los profesionales elegidos por el grupo para testimoniar hasta conseguir el objetivo –Culpables-
Ante toda esta remoción de crueldad y circular que no tiene fin y siempre vigente me pregunté: ¿Por qué Franco tiene tumba y Federico García Lorca no? ¿Por qué el que detuvo y mandó a matar a Lorca murió en Estados Unidos y está enterrado en un cementerio? ¿Por qué el que fusiló a Lorca merece reconocimiento y Lorca no? ¿Por qué los dictadores generalmente mueren en la cama y los fusilados en fosas?

El documental “El silencio de los otros” es un homenaje a la vida, al derecho a la vida y la libertad y tiene una obra de arte simbólica, que es una escultura de tres hombres y una mujer, desnudos, puestos en las colinas de Jerte, Cáceres, en piedra, que los convierte en vigías de un horizonte perdido donde el viento danza entre ellos y a quienes después de la inauguración los volvieron a fusilar, lo que demuestra que los vestigios de los enemigos siempre resurgen de las cenizas.

En este momento en el que en mi país los hijos de desaparecidos como Wado de Pedro detentan el poder, también hay que recordar que ellos padecieron el horror y también lo sembraron. Hoy mucho de ellos nos gobiernan y tanto de un lado de la tregua hay hijos de desaparecidos que buscan reconciliación ante sus pasados como contó Wado de Pedro de la hija del militar que mató a su madre durante la represión le dijo que había que unirse. Ella pertenece a -Historias Desobedientes-Familiares de Genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia-.

Ante su candidatura se debe separar la paja del trigo, por ser hijo de desaparecidos, porque el sufrimiento no lo autoriza a sentirse elegido. 

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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