Santo en la Web y en la Red

21 de noviembre, 2024

MARTHA WOLFF. Dos discípulos del kirchnerismo.

Lo que para un humorista es el humor, para Dady Brieva es una joda y para los que nos arrepentimos de haber reído de un chistoso en sus momentos de éxito, hoy es lo que se llama un tipo despreciable y mucho más. Pero cuidado, no porque es oficialista, sino porque es un terrorista de la palabra y cuando estalla dice la verdad. Este travestido de cómico cuando dijo que le gustaría tomar un auto como bocha de bowling y atropellar a la gente del banderazo le hubiera encantado hacerlo.  Me lo imagino poniendo el pie en el acelerador y gritando viva Perón. Los muertos a los que mataría no cuentan porque son virtuales y los únicos reales serían los de su partido.

Esa frase analizada no es joda, es adoctrinamiento porque piensa que al enemigo hay que matarlo, y no metafóricamente como una expresión de desprecio a la convivencia y a la democracia, a lo que se sumó lo dicho por el imberbe Cafierito tal cual, como un alumno de las brigadas fascistas, nazis, islamistas extremistas, las peronistas y todas las que utilizan a la juventud para la infiltración ideológica y para pensar y actuar grupalmente. Qué joya política y artística resultaron sin proponérselo hicieron un dúo vergonzoso ante una gran parte de la ciudadanía de mal humor, pero de buen humor para enderezar la balanza de la Justica y del rumbo tomado por el gobierno.

En ambos casos uno desde el escenario y otro desde el cargo político se han hecho doblegar el desprecio de la gente que es pueblo, que hace al país, gente de todas condiciones sociales, económicas y multipartidarias. Se ganaron el Premio Nobel a la Fantochada por ser defensores, uno con los aplausos y contratos artísticos y otro como empleado de la Nación. Ellos no son el símbolo del “Día del Trabajador” ni el ejemplo del “Premio Nobel a la Igualdad Social”, son obtusos al servicio de la obediencia y con foto incluida de Cristina.

Indudablemente que la marcha del lunes les inflamó la yugular con bronca y qué mejor desde un micrófono esparcir estiércol con el ventilador prendido, cuando lo que hubo fue más que una bocanada de aire fresco: fue respiración contenida, ganas de decir basta a la anormalidad laboral, estudiantil, empresarial e independiente. Basta de usar el dedo para dar soluciones y tapar la luz del sol que sale para todos.

Seguramente Dady Brieva nunca vio cómo los extremistas musulmanes atropellaron y atropellan a los que consideran infieles según su visión del Islam, seguro que cuando vio un película sobre los campos de exterminio pensó que era una escenografía, seguro que cuando supo de las torturas pensó que eran inventos para desprestigiar, seguro que nunca estuvo en una Marcha Peronista y viajó en los colectivos que los traen desde sus municipios, les dan pecheras, las viandas y las infaltables botellitas de agua que luego se recogen con las de cerveza y los tetrabrik. Seguro que desde Puerto Madero la vista es más linda y seguro que para Cafiero desde el sillón en el Congreso, siendo un descendiente de familia de generaciones politizadas nunca sufrió hambre, pero le sobre el coraje para marcar con el dedo diciendo a los diputados que tengan cuidado con la oposición, que se tienen que portar bien porque si no viene el cuco.

Ahora tienen el 17 de octubre para vengarse, porque no es para celebrar ya que nada tienen que festejar a dos metros de distancia prudencial, barbijos y la venganza contra los banderazos, porque es el placer de los hombres que se creen dioses.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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