Santo en la Web y en la Red

16 de abril, 2024

MARTHA WOLFF. El libro…una paloma mensajera.

En los días que faltan  para terminar la Feria del Libro todavía bulle la importancia de mirar, de hojear, de hurgar en estantes y mesas una lectura que atrape, que sea para coleccionar, para regalar,  investigar, etc. y recordé algo que me sucedió que tiene que ver con aprender que también sirven para revenderlos por monedas a librerías de viejos, de usados o porque hay que liquidar por falta de lugar la biblioteca  propia o  de alguien que murió.

Visitar las mesas de liquidación, dejarse llevar por los títulos de los lomos, enriquecerse con otros que no se conocen, de tomar los que están en atriles para hojear, de leer sus contratapas

para informarse sobre el autor, de buscar algún escritor que ya casi no circula por haberse agotado sus ejemplares o porque no tuvo éxito su publicación, de detentar incunables relegados, en fin una tarea que implica un cálculo matemático: el tiempo de la búsqueda es directamente proporcional al interés por la lectura. Con esta premisa el tiempo no se marca por horas, minutos ni segundos sino por la pasión por la lectura, por entrar al mundo del escritor que tiene algo que decir, que opinar, que transmitir o transgredir con respecto a otros.

Ahí están los que no conocen la soledad porque siempre están acompañados de sus libros paseando entre las góndolas y viajando a través de palabras a los infinitos argumentos abordados por ese hombre o mujer que dejó en cientos de horas sus filosofías, sus vivencias,

sus tendencias políticas, sus amores y desamores, sus geografías, sus limitados decires ante la inmensidad de vivencias y experiencias humanas.

El escritor que decide publicar un libro sabe que no va a cambiar al mundo pero agrega un granito de arena al desierto del pensamiento, eleva a dunas el conocimiento y peregrina en su mente en busca de su verdad para tratar de entender al mundo, comprender al otro, romper el etnocentrismo, ampliar horizontes, coincidir o estar en desacuerdo con lo plasmado en páginas no escritas con tinta sangre como antes sino con la veloz computadora.

¿Por qué escribir es la pregunta que se hace el escritor? Y respondo porque tiene algo que decir, porque es un contador de historias invisibles que pueblan su mente, porque siente que tiene que relata, confesar, denunciar, desahogar un secreto, advertir, enseñar y aconsejar para que algo no vuelva a repetirse o porque tiene algo que enseñar para mejorar lacondición humana.

Todo esto y mucho más se podría decir lo que significa escribir y leer un libro y tener una pequeña o gran biblioteca personal, o una repisa, o un rincón o el lugar que sea donde cada persona guarda sus libros. Pero volviendo al submundo de los libros usados, la trastienda de su existencia tiene que ver con el fallecimiento de alguien y el deshacerse de sus pertenencias o porque alguien para hacerse uno pesos hace lugar en sus estanterías y se despiden de ellos. Personalmente tuve una experiencia maravillosa cuando un día recibí un llamado de una señora que se identificó, me dijo que había comprado en un stand de libros en la Feria del Parque Rivadavia un libro de mí autoría que había escrito sobre la historia de mi familia para contársela  a mis nietos. Me confesó que me buscó porque se había emocionado con la misma y me atreví a preguntarle cuánto lo había pagado…me dijo monedas y pensé que el valor de escribir no es la plata,  es su mensaje…es una paloma mensajera que llega a veces a un destino.

Invitada
Martha Wolff
Periodista y escritora

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