Santo en la Web y en la Red

6 de septiembre, 2024

Martha Wolff. El pene como arma de guerra.

               

Tengo la duda si escribir con prudencia o sin estribos. Ante lo que pasó y pasa en Israel tengo sed de venganza. Como no tengo un arma tengo la palabra y como mujer el doble de desprecio a los terroristas y violadores machos de ametralladoras. Esos que se excitaron ante las mujeres judías para violarlas en un acto de salvajismo eyaculando su odio. Esos despreciables hombres cumplieron un plan: ¡Matar! Llegaron inculcados de terminar con jóvenes, denigrar mujeres, degollar niños, atacar ancianos al  mejor estilo  fóbico islamonazi. El plan era regar con cuerpos y sangre el desierto para que sus cadáveres sean el muestrario de su objetivo. Fornicarlas ante sus parejas para luego terminar con ambos, mujeres que de otro modo nunca hubieran podido tener. Porque la cultura del amor no es la de satisfacer necesidades y usar a la mujer como cómplices de sus obligaciones maritales. El pogromo de los terroristas fue un acto de orgía entre hombres juramentados a cumplir órdenes, algo así como a los homosexuales a los que odian por su religión.

Acabo de ver en Londres a las árabes envueltas en sus burkas negras arrancando los papeles con las fotos y los nombres de los secuestrados. Esas mismas que ante el sometimiento han parido hijos de la reproducción sin luchar contra la opresión. Esas mujeres que recibirán a los que violaron a las judías como trofeos y escupieron sobre sus cuerpos serán recibidos como héroes. Esas bestias que con una lluvia de caramelos y dulces festejan la traición porque nunca han tenido un líder para pactar la paz ni un árabe que les ofrezca tierras y desiertos para que puedan vivir siendo Israel su único lugar bíblico e histórico de pertenencia.

Siempre admiré a las mujeres luchadoras enroladas o con sus actitudes ante las injusticias como las madres abrazando a sus hijos en las cámaras de gas para mitigar sus miedos, o escondiéndolos en trincheras o cualquier intento por salvarlos. Le he dedicado mi homenaje a Masha Amini y se lo rindo a todas las vejaciones que sufren en el mundo por ser consideradas vaginas. A las que también fueron destrozadas genitalmente para desmoralizar a sus hombres usando sus penes como arma de guerra. A las que sufren hambre y hasta el último mendrugo de pan se lo dan a sus hijos, a las que les quitan a sus hijos para entrenarlos como soldaditos de hoy  terroristas del mañana. A las mujeres que labran la tierra y a todas las que aprendieron a desarrollar sus capacidades y no depender de un hombre. A las que no aman ciegamente y defienden su sexo no como mercancía y a todas las que atentas superan día a día el ser dueñas de sí mismas y no señoras de.

El haber roto el sentimiento de amor a la vida, a la pareja, a los hijos a la familia para destruir a un país en respuesta a clérigos e ideólogos y usando el pene como otra arma más, merecen ser castrados y desangrados como a los que degollaron bajo los más bajos sentimientos de la condición humana. ¿Si la infidelidad se paga tan caro en el mundo musulmán con la lapidación hasta la muerte qué actitud se animarán a tomar contra sus hombres que cogieron a judías?

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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