Santo en la Web y en la Red

21 de noviembre, 2024

Martha Wolff. ¡Joder! España celebra el 7 de octubre.

¡Joder! Cómo han cambiado los valores, los principios, la deformación de la Historia a base de millones que rinde el petróleo árabe.

¡Joder! El pueblo español no tiene capacidad para recordar que fue un conquistador que mató a indígenas para sumar tierras y oro para la corona, que fueron los autores de la Inquisición organizada por la Iglesia Católica para quemar, torturar y destrozar a los que consideraba herejes, que vio partir al exilio la pena de la gloria vivida en la España de las culturas cuando coexistían las tres religiones, árabe, cristiana y judía, que padeció la Guerra Civil Española entre hermanos, en la vergüenza del Valle de los Caídos con semejante auto homenaje de Franco. Y que ahora está plagada de exilados árabes y africanos, mano de obra barata, a los que quieren a distancia prudencial, como lo fueron los gitanos a los que también expulsaron en lo que se llamó La Gran Redada. O sea que la sangre corrida por discriminación tiene sus grietas con  sangre resecada derramada por un pasado, que no se borra con una manifestación que celebra la muerte y el asesinato.

¡Joder! Parece ser que la corrida de toros bravos vestida de fiesta entre toreros de candilejas ha excitado a un pueblo a que la muerte sea una fiesta.  Y si seguimos por doquier han quedado las juderías, su recuerdo al tener que escapar de las persecuciones, matanzas y conversiones para los que no pudieron huir. Esto me trae a la memoria una exposición sobre la tortura que visité en Roma, en la que se exhibían los instrumentos terribles y denigrantes inventados para hacer confesar su pertenencia al pueblo de Israel, y entre ellos estaba un cono en el que ponían a los judíos de culo para que vayan penetrando y desgarrándolo hasta agonizar y morir si no confesaba.  No menos cruel ha sido el gas de las cámaras y los miles de cohetes y misiles de Hamás y Hezbollah sobre territorio hebreo. Desde hace décadas que al mundo no le importó, ni tampoco a los españoles, de recibir felices al turismo judío e israelí. Todo bien mientras se trata de comercio donde todo es lícito.  Esta huelga en defensa solo de los palestinos de Gaza y los libaneses amenazados, ignorando sus participantes que se trata de que esos pueblos fueron comprados para que dieran sus casas como base de lanzamientos de sus cohetes sumándolos a sus filas de terroristas. Eso sí, nada de trabajar la tierra, educar para la democracia a sus hijos, respetar las otras religiones y ser útiles para la sociedad, pero eso sí, dominar al mundo porque ALÁ es grande y muerte a los infieles de la cultura occidental.

¡Joder! Los españoles con la huelga y su celebración de un asesinato imperdonable han encontrado el chivo emisario junto a su Presidente Pedro Sanchéz. La influencia árabe de grandes negociados encuentra a un pueblo también dividido entre regiones hermanas, por sus costumbres, mirando hacia fuera, cuando por dentro España bulle de inmigrantes no deseados y hermanos peleados. Todo lo que es hebreo o judío, como lo queráis llamar, huele a asesinos y no a un pueblo que se defiende, no de un ejército que lucha por un tierra, sino de una invasión de terroristas que los condena a su propia muerte. Les han cavado túneles en vez de sembrar campos y han dejado a los niños en los mercados correteando en vez de enviarlos al colegio, han usado los hospitales como bases militares, han usado aulas para guardar armas, se han acostado con sus mujeres que los han recibido con dulces después de violar, destrozar cuerpos y jugar a la pelota con sus pechos seccionados y han provocado todo esto con la plata que recibieron de ayuda.

¡Joder! Todo esto programado hace años para alarmar al mundo de lo que padecen al provocar el 7 de octubre, porque son incapaces de sentarse a firmar una paz duradera con una visión de futuro para un pueblo que sufre porque ellos lo sometieron para avanzar en la locura musulmana absoluta para terminar con el pecado y la libertad, para ellos libertinaje.

¡Joder! Qué vayan por las calles, como en la fiesta de San Valentín, haciéndose los machos escapando de los toros con los que juegan a evitar su cornada o a gritar en las gradas de las plazas pidiendo a los banderilleros avivar la furia y la estocada para ver caer vencido al animal. Eso quieren con su marcha: Ver vencido a Israel.

¡Joder! ¡Españoles antisemitas y pro palestinos confunden asesinato con celebración, y también celebran que los rehenes estén vivos o muertos, no les importa!

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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