A los periodistas que construyen con la voz y la palabra los admiro y a los que destruyen el conocimiento en pos de ideologías nefastas los lapido con mi desprecio.
Martha Wolff
Ante la noticia que periodistas estaban junto a los terroristas listos con sus cámaras para entrar a Israel el 7 de octubre se demuestra la planificación que tenían para dejar documentad su ataque. Querían que el mundo infiel, empezando por los judíos, sepa de la masacre que iban a hacer y de qué son capaces. Con esa morbosidad y sedientos de sangre y cadáveres querían dar una lección de terror y miedo. Entre cohetes, túneles, armamento y fanatismo accionaron la máquina de la destrucción humana. Y si los periodistas mezclados independientes o de agencias se prestaron a esa frase que se hizo universal antes de filmar en un estudio que dice: “Cámara- Acción” hay que condenarlos. El haberlos contratado fue para dejar constancia y demostrar su poder, su fanatismo, su locura, sus mentes doblemente drogadas de odio inculcado desde su imán y por estupefacientes, algo así como un éxtasis de placer morboso de exterminio.
Seguramente corrió mucho dinero del que disponen para su fiesta demoníaca mientras un pueblo padece su sometimiento entre los cuales son también carne de cañón y escudo para mezclarse entre ellos y atacar al enemigo no importando tampoco sus vidas. Hay en esa región mucha plata para una nueva guerra santa en un retroceso histórico imperdonable.
Pero cuidado que documentar el horror para dejar testimonio de algo que desapareció tiene el antecedente del macabro proyecto de Hitler en Praga al haber querido crear El Museo de la Raza Extinta. Hitler
pretendía convertir el barrio judío de Josefov en una exhibición después de haber llevado a cabo el exterminio sistemático de todos los judíos de miles de objetos pertenecientes a la cultura judía requisados por las autoridades nazis. Se utilizaría para uso y disfrute de los visitantes como si se tratase de una atracción turística. La derrota del III Reich terminó con el ansiado proyecto. Vaya paradoja, hoy el barrio judío de Praga es el mejor conservado de toda Europa. Y los terroristas, además de los periodistas que los acompañaron, también filmaron lo que iban destrozando, quemando, degollando, violando y asesinando haciendo un museo viviente de herejes judíos convertidos en cadáveres. Sus imágenes quedaron para demostrar que no van a dejar que crezcan niños que representan el futuro, la violación a las mujeres que significan fertilidad, a los hombres trabajo y defensa y a los viejos porque lo son.
Con este antecedente la pregunta que una se hace es si estuvieron por dinero, por identidad con sus perpetradores, si las agencias a las que pertenecen necesitaban novedades para mover a la opinión pública para aumentar sus prestigios…todo esto y mucho más pregunto, y la otra, si sabían a que iban, que al avanzar para lo que aparentaba ser una venganza por las tierras, si tenían idea que iban a ser cómplices de un crimen brutal, para dar un calificativo que me permite el diccionario y no mi ética y mi sentido de la vida. Otra pregunta que me hago es la morbosidad que registraron y qué pasó con sus mentes y si pueden vivir en paz luego de la barbarie. Quizá les pase a algunos de ellos lo mismo que al que torturaba en la película argentina la “Historia Oficial”, que luego de su sesión de electricidad y tortura, iba a su casa y acariciaba a su hija.
El tiempo, la Justicia terrenal y la Divina, los dioses del Olimpo y todo a los que se invocan puedan reunirse y resolver la dramaturgia que nos acecha de dominios y guerras a manos del hombre. También deseo que habiendo tantos templos y tantas manos que se unen en oración, los dioses escuchen y bendigan a los capacitados para encontrar la paz.
Cualesquiera hayan sido las razones para que esos periodistas hayan estado al acecho del pogromo del 7 de octubre tienen que rendir cuenta de su presencia ante el holocausto de un día.
Recuerdo cuando estudiaba periodismo, un profesor de la carrera dijo algo muy sabio: “Si un zapatero arregla mal un zapato, una sola persona camina mal, pero si un periodista transmite errores, mucha gente repetirá su equivocación o mala transmisión de ideas y conclusiones”.
INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora
9/11/2023