Nelson Mandela era originario del pueblo xhosa y parte de la casa real tembu en Sudáfrica. Llegó a ser abogado. Se involucró contra la política anticolonialista y se unió al Congreso Nacional Africano (CNA) donde fundó una Liga Juvenil. Fue un nacionalista africano y marxista que presidió entre 1991 y 1997 el CNA, fue secretario general del Movimiento de Países No Alineados por cuatro años y presidente regional de su movimiento. Como abogado fue arrestado varias veces, procesado además por su marxismo y en secreto miembro del Partido Comunista Sudafricano. Promovía protestas no violentas, pero fundó y comandó una organización guerrillera en 1961 y al año siguiente, fue encarcelado y acusado de conspiración contra el gobierno, sentenciado a prisión perpetua.
Estuvo preso 27 años, primero en la isla Robben. Cuando llegan los visitantes, son recibidos por una foto mural de cómo se tenía a los presos engrillados, luego la obligada cita para conocer la minúscula celda en la que Mandela permaneció durmiendo en el suelo sobre un jergón. Las otras prisiones fueron las de Pollsmoor y la de Víctor Verster. Fue liberado con apoyo internacional y excarcelado en 1990 por quien fuera el Presidente de Sudáfrica, Frederik de Klerk, un bóer de familia conservadora que aprobaba la supremacía blanca y que bajo su mandato abolió la prohibición del Congreso Nacional Negro, el apartheid, y estableció las elecciones generales de 1994, en las cuales Mandela lideró el CNA y triunfó en las urnas. En el año 1993 se les les dieron el Premio Nobel de la Paz a Mandela y a Frederik de Klerk. Mandela recibió también la Medalla Presidencial de la Libertad y el Premio Lenin de la Paz . En su patria es considerado el Padre de la Nación sudafricana traducido del nombre originario es Madiba.
Esta introducción es para encuadrar a un hombre que aprendió a no odiar a quienes hostigaron a su raza desde tiempos inmemoriales y quien a través de la lucha y su llegada al poder medió con sus ex acérrimos xenófobos opositores para llegar a ser una persona con los mismos derechos que todos.
Fue él mismo quien contó cómo puso en práctica su sentir reparador en la historia del racismo de su país, que debería ser una leída por nuestros dirigentes, que creen construir un país usando de chivo emisario a sus opositores.
“Después de convertirme en presidente, le pedí a algunos miembros de mi escolta que fuésemos a pasear por la ciudad. Tras el paseo, fuimos a almorzar a un restaurante. Después de un tiempo de espera apareció el camarero trayendo nuestros menús. Fue justo entonces cuando me di cuenta de que en la mesa que estaba justo frente a la nuestra, había un hombre solo, esperando ser atendido.
Cuando fue servido, le dije a uno de mis soldados: ve a pedirle a ese señor que se una a nosotros. El soldado fue y le transmitió mi invitación. El hombre se levantó, cogió su plato y se sentó justo a mi lado. Mientras comía sus manos temblaban constantemente y no levantaba la cabeza de su comida. Cuando terminamos, se despidió de mí sin apenas mirarme, le di la mano y se marchó. El soldado me comentó:
Madiva, ese hombre debía estar muy enfermo, ya que sus manos no paraban de temblar mientras comía. –
¡No, en absoluto! la razón de su temblor es otra. Me miraron extrañados y les conté:
-Ese hombre era el guardián de la cárcel donde yo estuve encerrado. A menudo, después de las torturas a las que me sometían, yo gritaba y lloraba pidiendo un poco de agua y él venía me humillaba, se reía de mí y en vez de darme agua, se orinaba en mi cabeza.
Él no estaba enfermo, lo que estaba era asustado y temblaba quizás esperando que yo, ahora que soy presidente de Sudáfrica, lo mandase a encarcelar y le hiciese lo mismo que él me hizo, torturarlo y humillarlo. Pero yo no soy así, esa conducta no forma parte de mi carácter, ni de mi ética. Las mentes que buscan venganza destruyen los estados, mientras que las que buscan la reconciliación construyen naciones.”
INVITADA
MARTHA WOLFF
PERIODISTA Y ESCRITORA