«Escribí esto con humor porque si no me ahogo. Soy asmática y democrática)».
El 25 de febrero a las 21.21hs, es como jugarle a la quiniela, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, llegaron al país 904 mil vacunas Sinopharm desde China, contra el coronavirus, al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. La carga fue recibida por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien también recibió con el Dr. Ginés González García, el primer envío de Sputnik V proveniente de Rusia, y besaron las cajas, había llegado la salvación, aunque todavía no estaba el plan para el personal estratégico, término de guerra para atacar al enemigo, y esencial porque ellos son los salvadores de la Argentina),
El Dr. González García, quien era en ese momento el Ministro de Salud, porque ya lo fueron, y no la que lo vino a reemplazar Carla Vizzotti, que tiene apellido de fideos italianos, para que todo esté “al dente”; el Canciller Felipe Solá, Ministro de Relaciones Exteriores, de presencia diplomática indispensable, y el embajador chino en el país, Zou Xiaoli, para hacer de traductor de las señoras vacunas, como si las misma no hablasen por sí mismas. Eso sí, se filmó todo para que no quede duda de la odisea de Aerolíneas Argentinas de ir a traernos las vacunas salvadoras. Fue detonante eso de ir a Moscú con este frío. Parece que hubo un intercambio de traguitos estimulantes entre vodkas y vino tinto para brindar. Pero creo que el Presidente Fernández no vio la llegada del avión del país orgulloso y pidió el de Messi para viajar con seis miembros de su gabinete a México. Viajó cómodo y sin distraerse, con Dylan, vacunado y orgulloso de viajar en el avión del mejor jugador y goleador del mundo, que es argentino y millonario. Lo que contradice su crítica permanente hacia los ricos explotadores. Claro, pero el fútbol también un arma para ganar votos, porque es peronista y vuelve a ser gratuito.
El circuito de la llegada de vacunas ha estimulado el turismo kirchnerista. Esa representación del gobierno argentino en Ezeiza, otro de los flotadores políticos para hacer ruido, prensa, gastos de traslado, nafta, protocolos. Pero sobre todas las cosas buena letra con la Embajada china, como lo fue cuando llegaron las rusas, que parecía que hubiera llegado el Bolshoi. Pero como es muy importante estar bien con Rusia y China, faltarían vacunas de Cuba, Venezuela e Irán, para curar bajo el lema, “dime con qué te vacunan y te diré que tendencia política será tu defensa inmunológica”. Y más si están aplicadas por La Cámpora con sus pecheras, para no confundir a la gente entre los municipales idóneos y los fabricados por Cristina, sus herederos.
Ese paseo de ir a Ezeiza me causa gracia, porque así pasean un poco los dirigentes que estuvieron en cautiverio, y además están inmunizados y tranquilos, ya que la pandemia es para el pueblo, no para la elite partidaria.
Llegaron las vacunas chinas, el Presidente Fernández irá a comer chop suey a la Embajada China, y en Olivos el Embajador Chino irá a comer asado, reservado para la exportación los mejores cortes, y para el pueblo grasa, según el lunfardo de la cosa, y el curso más corto de ser vegetariano camino a veganos. Felipe Solá hará de traductor, como hace la intérprete “Filomena” en simultáneo a los sordos en los discursos televisados del presidente, para sobrellevar la comida entendiéndose por señas. Y luego, como bajativo, irán al Barrio Chino, para un intercambio comercial entre la producción asiática y lo que se fabrica berreta en La Salada.
Bienvenidas las vacunas chinas y gracias a la comitiva, que sin su presencia se hubieran sentido muy solas, aunque quedaron en heladeras que hizo Macri durante su mandato. Ahora serán parte de la población, que después de ser inoculadas más de 900.000 argentinos, consumirán más arroz y sus productos que dan de comer a 140.000.000 millones de chinos. La unión hace la fuerza.
¡Así se establecen las relaciones bilaterales y pondremos al país en pie, slogan preferido de Fernández!
INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora
TRIBUNA ABIERTA