Santo en la Web y en la Red

21 de noviembre, 2024

Martha Wolff. Vacuna = Vida = Victoria

Cuando la V da la Vacuna, de Vida y de Victoria se den la mano, será haberle ganado al coronavirus. Pero ganado desde la batalla de la ciencia y no la politizada. La politizada porque al elegir la bandera de su producción, por empatía ideológica, ha sido un error que ha costado muchas vidas. Se lo vio y escuchó claramente cuando el Presidente Fernández, al final de su discurso, agradeció a China y a Rusia por sus vacunas, como si los otros no fueran igualmente salvadores de este flagelo, que hasta ahora no se detiene. Y no se detiene porque se manejan intereses que son más importantes que la vida de la gente.  Haber anunciado con tanta familiaridad su amistad, fue decir gracias, estamos con ustedes. Con ustedes, dos presidentes de países que han sometido a sus pueblos para dominarlos hasta diezmarlos y que continúan sacrificando a los mismos para dominar napoleónicamente al mundo. Los países democráticos no tienen las vacunas que a nuestros dirigentes les interesa, cuando detrás de la cortina de humo de la burocracia se tejen negocios, las cuales son peligrosas imitaciones de regímenes autoritarios. A los regímenes autoritarios lo único que les importa e importó siempre fue lograr sus objetivos a cualquier costo, y el costo siempre ha sido encarcelar, torturar, matar y a los que quedan vivos dominarlos con la infiltración ideológica. Infiltración ideológica en la cantidad de impresiones de folletos y libros como materia de estudio, por la cual pierden los sometidos la independencia y libertad de pensamiento. Bien lo dejó inmortalizado el gran Charles Chaplin en su película Candilejas que la multitud es como un hombre sin cabeza. Todo esto nos pasa.

El volver  al encierro es el resultado de las vacunas que no supieron conseguir por distraer el  presupuesto en aumentar empleados, ministerios, viajes, actos y demás articulaciones para copar desde las arcas hasta la pobreza. Bien se reflejó esto último, cuando el Presidente con una memoria prodigiosa para lo que a él le conviene, o bien leyendo en pizarras adjuntas a las cámaras, haciendo propaganda ante las próximas elecciones parlamentarias. Aprovechó la transmisión de veda humana y comercial, desparramando millones de pesos, como ayuda ante la gran crisis económica que estamos viviendo. Parecía que estaba hablando el representante de un país  rico. Qué tal si todo eso hubiera sido usado para traer las vacunas sin banderas. Hoy, a casi un año y dos meses de comenzado el confinamiento en Argentina, seguimos mendigando vacunas y encerrados. Vacunas que están por llegar en un futuro incierto, porque otras han arribado en viajes de Rusia por nuestra línea área de bandera, costando fortunas comparadas con las miserables cargas traídas. Se hubieran muerto menos gente si se hubiera pensado en la gente. Los países que están logrando superar la pandemia fue con vacunas masivas, con responsabilidad social y no con confinamiento, empobrecimiento, cerramiento de comercios, mano de obra desocupada, niños alterados por la falta de asistencia al colegio, cambio de lugares de trabajo por teletrabajo, mujeres que duplicaron sus tareas entre el hogar y las profesiones, alteraciones psicológicas por falta de comunicación social… y otros cambios.

Este país no ha cultivado el voluntariado y lo que existe es iniciativa propia como ayuda al otro, y lo que existe montado por el Estado, que es lo que le corresponde, lo que no es correcto, es la ayuda que asiste a los necesitados con el agregado de pecheras y logos del partido reinante o de agrupaciones laderas, o del gobernante o de los líderes fallecidos, o los que siguen vigentes encaramados en su gloria.  Como dice la frase: “a río revuelto ganancias de pescadores”.

La vacunación VIP para salvarse ellos que se creen imprescindibles, ha sido una ofensa al pueblo argentino. Las vacunas hasta ahora traídas a cuentagotas, ocultan un rótulo: una vacuna = un voto. Finalizo igual que como comencé a escribir este artículo: Cuando la V de Vacuna, Vida y Victoria se den la mano, será haberle ganado al coronavirus.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y historiadora

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