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25 de abril, 2024

Organizar el estado para combatir el crimen organizado

Hoy en día encontramos entre los principales temas de “agenda” a los temas políticos (comidilla cotidiana de los medios) y a los temas de nuestra economía y todos sus derivados (trabajo, comercio, etc).

Sin embargo, en la agenda ciudadana, cuando uno advierte las encuestas y consultas populares, la que tiene más sostenibilidad en el tiempo es la inseguridad. Arrastra a todos los sectores sociales, a los altos, medios y a los pobres. Es un problema que es común a todos los argentinos.

Para vencer a la inseguridad, primero hay que entender que es un problema multicausal cultural que requiere de medidas de corto, mediano y largo plazo, netamente sociales y netamente policíacas.

La sociedad demanda soluciones a corto plazo pero el costado social de la inseguridad (que obviamente está atado al problema económico), lógicamente es la parte en la que hay que aplicar medidas a largo plazo.

De todos modos hay respuestas que sí se pueden a dar a corto plazo, y es ahí donde el estado nacional y los estados provinciales tienen un papel sustantivo en la prevención del delito y en la represión del mismo. Cuando uno percibe cómo enfrentar estos problemas cae en que evidentemente el origen está en el crimen organizado, vinculado a la trata de persona, a la droga, al narcotráfico y a los robos de autos. Ha crecido y se ha organizado profundizando su organización en la última década.

No es menos cierto que hoy el Estado está más desorganizado que organizado el crimen. Si se organizara el Estado, bien se podría enfrentar esta tarea.

Para organizar el Estado se requieren medidas nacionales y provinciales:

Entre las medidas nacionales se encuentran la modificación al Código Penal, al Sistema Penitenciario Federal, haciendo más ágiles las sanciones, más expeditas la rehabilitación de las personas y la resocialización de las mismas, pactos y acuerdos de políticas de persecución del crimen en cada una de las provincias y con la Nación.

Hace falta una mayor complementación de bases de datos, de la economía en negro, de las organizaciones criminales y hace falta una mayor complementación también de provincias y municipios sobre la economía informal.

La mayoría de los delitos son los que agregan incertidumbre a la ciudadanía y muchos son vinculados al raterismo y no al crimen organizado. Los vinculados al raterismo tienen que ver con cambios culturales, donde los que se dedican a esas tareas tienen que percibir que el estado está organizado, no como en la actualidad que perciben que pueden hacer lo quieren con impunidad.

Hoy la nación está dando una dura batalla contra el narcotráfico, de la cual Mendoza ha sido partícipe con excelentes resultados, pero quedan como medidas y esfuerzos parciales de uno u otro (Provincia/Nación).

En Mendoza modificamos nuestras competencias en el Código Procesal Penal, donde empezamos a utilizar la reiterancia y no sólo la reincidencia. Cambiamos la Policía, hicimos más exigentes las condiciones en los ingresos, reestructuramos los planes de estudio que tenían muchas materias teóricas y pocas prácticas, ya que los policías sabían más de abogacía, que de prevención y/o acción frente a un delito.

Tecnificamos a nuestra policía, dotándola de herramientas que le facilitan el trabajo operativo, para que se orienten en el trabajo de inteligencia. Identificadores dactilares, de rostro y de patentes y un laboratorio de ADN son algunos de esos instrumentos. Es decir, en Mendoza decidimos encarar el tema sin ningún tipo de complejos y prejuicios ideológicos.

Creo que a nivel nacional debiera encararse decididamente de la misma manera, en conexión con todas las provincias, porque la ciudadanía está esperando una organización general de la política contra el crimen.  De esa forma el crimen organizado se enfrentaría a un Estado más organizado.

 

Por Alfredo Víctor Cornejo
Gobernador Pcia. de Mendoza

 

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