Hasta fines de los 90, hablar sobre disfunción eréctil (DE) en el marco de la salud, se limitaba, en general, al consultorio del urólogo como parte final de la entrevista médica. El paciente antes de retirarse, consultaba sobre su problema de erección y en general los médicos trataban de eludir la situación, responsabilizando el problema en el stress, cansancio, rutina o en un déficit hormonal.
Las últimas décadas nos ha permitido conocer más sobre la fisiología de la erección y las causas de la DE, y asociar la falta de erección con los trastornos circulatorios que limitan la llegada de sangre al músculo del pene. A medida que los varones envejecen aumenta la prevalencia de DE. Sin embargo, un estudio epidemiológico reciente demostró que el 30% de los varones menores de 40 años padecen algún grado de DE.
La enfermedad cardiovascular (ECV) y la DE, comparten los mismos factores de riesgo. La diabetes, el colesterol elevado y la hipertensión, así como el sobrepeso y el tabaquismo, han demostrado asociación con los problemas de erección. Hoy se considera a la DE como un centinela de ECV.
La llegada al mercado de nuevos fármacos ha disminuido drásticamente el tiempo que pasa entre el inicio de los síntomas sexuales y la consulta médica. Se calcula que se tarda entre 6 a 12 meses en consultar al médico para solucionar su dificultad sexual. Sin embargo, las parejas de los pacientes, rara vez concurren a la consulta médica. Esto disminuye los índices de éxito de tratamiento. Persisten situaciones en donde la pareja se plantea sino será ella la responsable del problema.
Actualmente, ningún paciente, por más severa que sea su DE, deberá resignarse a padecerla. La base de todo tratamiento se apoya en el correcto diagnóstico, corregir los factores modificables asociados al estilo de vida, tratar los factores causales y resolver los trastornos de la erección.Existen múltiples alternativas de tratamiento, ya sean médicos, físicos, psicosexuales y quirúrgicos. Los fármacos orales, primera línea de tratamiento farmacológico, tienen una eficacia de poco más del 60%.
A pesar de la alta tasa de eficacia de los distintos métodos de tratamiento, el mayor escollo para solucionar el problema es el propio paciente y su pareja. Las falsas creencias, preconceptos, vergüenza, tabúes hacen que un síntoma con tanta carga emocional y que repercute profundamente sobre la calidad de vida no se encare como un problema de salud.
El Dr. Adolfo Casabé. Urologo. Jefe del Sector de Medicina Sexual Masculina del Hospital Durand e Director Médico del IME – MN:56804