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29 de marzo, 2024

Subrogación de vientre, aspectos emocionales para una nueva trama familiar. Por la Lic. Sandra Di Lucca

Los adelantos científico-tecnológicos impactan en la vida de las personas desde diversos ángulos y la maternidad es uno de ellos. Las nuevas técnicas de reproducción asistida colaboran en la resolución de las dificultades de hombres y mujeres que desean ser padres y no pueden. La fecundación in vitro hasta el vientre subrogado son eslabones de un proceso que pone en juego la emocionalidad de los involucrados actuales y futuros. Un proceso de decisiones que no se debería juzgar.

La función que debemos cumplir los psicólogos convocados para acompañar a una pareja que atraviesa este proceso es en primer lugar tener una escucha abierta, libre de prejuicios y etiquetas. Acompañarlos a encontrar las palabras adecuadas que les permitan construir su narrativa familiar, centrada en cómo van a denominar a la mujer que lleva la gestación de su futuro hijo. No es igual hablar de “madre de alquiler”, “útero o vientre de alquiler”, “madres subrogada”, “madre por sustitución”, “gestación por sustitución”, o las diversas combinaciones de estas palabras.  Hay que entender la trama de la familia consultante y ayudarla a discriminar conceptos para identificar aquellos con los que se sienten cómodos y les permiten crear su historia acorde al proceso emocional. Determinar  el ser madre y las diferencias que existen entre el rol y la función parental por un lado y el vientre o útero que permite la gestación, pues al identificarlo como órgano para la gestación, señala una distancia y limitante hacia la mujer que aporta su útero para la gestación separada del rol.

Ser madre y padre es una función y como tal, la responsabilidad recae sobre quien la ejerce. La paternidad es por adopción, incluso aquellos que tiene a sus hijos por métodos naturales, deben atravesar el proceso de adopción de ese niño que llega.  Madre y/o padre son aquellas personas que acompañan al bebé desde sus primeros momentos, sea que lo hayan concebido o no.  Lo alimentan, lo cuidan, lo llevan al médico cuando está enfermo, lo cambian, lo contienen, lo abrazan, lo aman.  Lo educan con principios y valores, entre tantas otras funciones que cumplen a lo largo de la vida de este niño o niña. Ser padres es para toda la vida, es una responsabilidad. Cuando el niño o la niña es recibido por sus padres se pone en juego el acto de decidir: “es mío más allá del camino por el cual haya llegado”. Ser padre es una manera de socializar experiencias y oportunidades propias y de “un otro” hacia el mundo.

Si consideramos que la familia como se la conocía tan solo cinco años atrás, evolucionó, se amplió. Es dable que lo mismo suceda con la maternidad y paternidad. Hay que considerar que la emocionalidad y cómo vivencia el proceso la familia, impactará en la vida del hijo.  Es clave el relato que los padres creen para su nueva funcionalidad y como este se transmite a los demás miembros de la familia. Es sabido que cuando el niño crece, lo hace con él su curiosidad.  Seguramente hará preguntas y lo importante es responderle con naturalidad apoyándose en la narrativa que han construido en torno a la gestación.

Será necesario sentarse con la criatura y explicarle su origen.  Ya sea que se parezca o no a sus padres, aparecerán preguntas cómo: ¿por qué no me parezco a ustedes?, ¿por qué tengo dos mamás o dos papás?. ¿Mi mamá quién es?.  La explicación es necesaria y hay que ser franco con el niño o niña desde pequeño de manera natural.  No hay que bombardearlo con información innecesaria sino dar respuesta simple a las preguntas que hace acorde a la edad. En la actualidad ya existen libros de cuentos que abordan estas temáticas y son de gran ayuda para las familias. También es importante que el niño socialice con familias similares a la suya debido a que todos buscamos en algún momento pares con los que identificarnos ya que ser el único con dos papás o dos mamás, sí podría generarle confusión.  Lo más importante es que las familias amigas y seres cercanos acepten y vivencien el crecimiento del niño con total naturalidad, de este modo, él también lo hará sin importarle los “factores de su concepción”.

Acompañar a la familia desde el inicio para darle todas las herramientas que necesiten para que sus hijos crezcan aceptados y amados es lo que permitirá que se enfrenten al mundo sin que importe quién ofreció la semilla o en qué vientre fue concebido. Si crecen así, sabrán explicarlo y su entorno comprenderlo, pues cuando las cosas se conocen, se aceptan mejor. Los secretos, no existen y siempre son percibidos e implican variedad de problemas emocionales. La verdad y la sinceridad es el camino a seguir para que más familias se sientas seguras y puedan elegir su manera de ser padres.

Los jóvenes de hoy crecen en una entorno diverso natural. Ya deja de ser un “tema”de observación las relaciones entre personas de un mismo género. Estas parejas serán parte de la nuevas familias y seguramente, en algunos casos, necesitarán recurrir a los adelantos tecnológicos que les brinda la ciencia para alcanzar el sueño de ser padres.

Lic. Sandra Di Lucca

 

 

 

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