La pericia confirmó que la planta de la zapatilla marcada en la cara de la víctima le pertenece.
Después de seis meses de investigación, se determinó un resultado clave en el crimen de Fernando Báez Sosa, asesinado por un grupo de rugbiers en Villa Gesell: las marcas que tenía la víctima en su rostro pertencen a una zapatilla de Máximo Thomsen, uno de los ocho detenidos de la causa.
Además, el estudio realizado por el Laboratorio Scopométrico de la Policía Federal en Mar del Plata, arrojó que la impronta de la zapatilla coincide con el pie del acusado. Esto fue determinado tras analizar la suela del calzado y la marca del pie en la plantilla.

En diálogo con La Nación, el abogado de la familia de Báez Sosa, Fernando Burlando, declaró: “El resultado del peritaje es importante, pero no lo más importante. No tenemos que confundir este resultado con el ataque en manada que sufrió Fernando. Estas pericias nos aclaran cuál ha sido la participación de alguno de los imputados en un hecho donde son responsables todos, incluso los liberados”, en referencia a Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino.
De esta manera, Thomsen, quien se encuentra encarcelado junto a sus cómplices, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli y Ayrton Viollaz, en la Alcaidía 3 en Melchor Romero, La Plata, se ubica en el centro de la escena por la evidencia incriminatoria.
La Dra. Verónica Zamboni, fiscal de la causa, buscará recolectar más pruebas con testimonios en las próximas semanas, después de que un hábeas corpus planteado por la defensa de los acusados fuera rechazado.
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