«Vengo a entregarme. Acabo de matar a mi hermano». 7 puñaladas letales.

Discutieron por la venta de animales y un terreno que heredaron del padre.

Mató a su hermano de siete puñaladas por la herencia de su padre, un campo y animales cuya mejor tajada se le atribuía a la víctima.

El hecho ocurrió cuando Abel “Pelusa” Alvarez confesó el crimen de su hermano Luis, luego de una fuerte discusión por el reparto de la herencia de su padre, en el patio de una casa del barrio Matadero, localidad de Pinto, Santiago del Estero.

Según testimonios Pelusa agredió de muerte a su hermano de forma inmediata, a lo cual el fiscal del caso Guillermo Fareias, señaló que previa a la agresión hubo una fuerte discusión por venta de propiedades y animales.

La investigación reveló el desgaste de la relación de los hermanos y por qué «Pelusa» estaba seguro de que Luis le robaba animales y le entregó menos dinero del que le correspondía por la venta del campo.

Luego de realizar el hecho, «Pelusa» arrojó el cuchillo en el pasto. Se lavó la cara, recorrió los 600 metros que dividen la casa de la Comisaría 17. «Vengo a entregarme. Acabo de matar a mi hermano», dijo a los policías. Entre azorado e incrédulo, el oficial llamó a su superior. El primero chequeó el dato y un vecino lo confirmó. Esposó al asesino y lo encerró en una celda.

Por lo pronto todos los testigos desfilarán por la Comisaría 17 donde deberan proveer las piezas clave para que el fiscal reconstruya la abrupta ruptura por la cual Abel matara a su propio hermano. Y entregar documentación por la sucesión de los animales en teoría «vendidos» por Luis.