El Sumo Pontífice apuntó contra la corrupción y la hipocresía durante el Ángelus en El Vaticano.
El papa Francisco condenó la “corrupción” y la “hipocresía” durante su discurso en el tradicional Ángelus en El Vaticano y llamó a vivir una “vida honesta”.
El Sumo Pontífice realizó una publicación en su cuenta de “X” (ex Twitter) con el hashtag “#EvangeliodeHoy”, para referirse a los motivos de oración para las siguientes semanas.
“Para el pecador siempre hay esperanza de redención; para el corrupto, en cambio, es mucho más difícil. Su hipocresía, sus ficciones convertidas en hábito, son como un grueso ‘muro di goma’ detrás del que se resguarda de la voz de la conciencia“, escribió en la red social.
Luego, ante los fieles congregados en la Plaza San Pedro presentó la parábola de los dos hijos al comentar el Evangelio según San Mateo para hacer foco en contra de la corrupción.
“El primer hijo no quiere hacer la voluntad del padre, pero tampoco quiere ponerse a discutir y hablar. Así se esconde detrás de un sí, detrás de un falso asenso, que esconde su pereza y por el momento le salva la cara“, comenzó diciendo.
“El problema de un hombre que se comporta así es que no es solo un pecador, sino también un corrupto, porque miente sin problemas para cubrir y camuflar su desobediencia, sin aceptar algún dialogo, o enfrentamiento honesto“, reflexionó.
“El segundo hijo no es perfecto pero es sincero. Manifiesta de manera franca y en un cierto sentido valiente su reticencia. Podremos decir, es un pecador pero no un corrupto“, continuó.
Luego, expresó: “Ante el esfuerzo de vivir una vida honesta y generosa, de comprometerme según la voluntad del Padre, ¿estoy dispuesto a decir ‘sí’ todos los días, aunque cueste? Y cuando no puedo hacerlo, ¿seré sincero al confrontarme con Dios sobre mis dificultades, mis caídas, mis fragilidades?“.
“Cuando me equivoco, ¿estoy dispuesto a arrepentirme y a volver en mis pasos? ¿O finjo que no ha pasado nada y vivo con una máscara, preocupándome sólo por parecer bueno? En última instancia, ¿sigo un pecador, como todo el mundo, o hay algo corrupto en mí? No olvides: pecadores sí, corruptos no“, concluyó Francisco.