Dina Boluarte se convirtió en la nueva presidenta de Perú, después de que el Congreso destituyera a Pedro Castillo, que horas antes había anunciado la disolución del órgano legislativo, en una medida calificada como «golpe de Estado» por diversos sectores del país.
«Como todos conocen, se ha producido un intento de golpe de Estado, una impronta promovida por Pedro Castillo, que no ha encontrado eco en las instituciones de la democracia y en la calle», dijo Boluarte, que ocupaba la vicepresidencia del país desde julio de 2021
Lo dijo ante el Congreso durante su juramentación.
La abogada, de 60 años, pidió en su discurso una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional, con un «gabinete de todas las sangres».
Castillo fue arrestado por «el presunto delito de rebelión» y por «quebrantar el orden constitucional», en un operativo dirigido por la fiscal de la Nación, Patricia Benavides.
«Hay una comisión de un hecho en flagrancia y está en calidad de detenido», confirmó paralelamente la coordinadora del equipo especial de fiscales anticorrupción, Marita Barreto.
Castillo estaba acompañado y era asesorado legalmente por Aníbal Torres, su hasta hace poco jefe de gabinete.
El Congreso de Perú, dominado por la derecha y enfrentado con el mandatario de izquierda desde su asunción, adelantó la sesión donde tenía previsto tratar la tercera moción de vacancia (destitución) contra Castillo desde que asumió, por «incapacidad moral permanente» derivada de supuestos hechos de corrupción, una figura constitucional que ya desembocó en la salida de dos mandatarios desde 2018.
Para remover a un presidente, la Constitución de Perú exige 87 votos, una cantidad de la que en principio no disponía la oposición, pero la decisión de Castillo de disolver el cuerpo cambió radicalmente el panorama y finalmente la destitución del mandatario cosechó 101 voluntades.
TRIBUNA ABIERTA