La fiebre amarilla, que puede incluir síntomas como fiebre alta e insuficiencia de múltiples órganos, según el ministerio de Salud de Brasil, causó la muerte de al menos 240 personas en los últimos meses.
La enfermedad, normalmente encontrada en partes de la Cuenca del Amazonas, se dispersó hacia los estados más poblados como Minas Gerais, Río de Janeiro y São Paulo.
La matanza de monos refleja un malentendido generalizado sobre cómo se propaga la fiebre amarilla. Los casos que son selváticos involucran monos que son infectados por especies de mosquitos que habitan el bosque. Esos mismos mosquitos transmiten entonces el virus a humanos que realizan incursiones en la selva, como cazadores o leñadores.
Los pacientes que desarrollan síntomas severos pueden morir en menos de 10 días. El brote actual se cobró muchas más víctimas entre monos que entre humanos. Las autoridades brasileñas calculan que más de 4400 monos murieron por fiebre amarilla en meses recientes.
Los especialistas en enfermedades infecciosas dicen que son los mosquitos, y no los monos en realidad los portadores del virus. El mismo puede ser transmitido por mosquitos Aedes aegypti, la misma especie que transmite chikunguña, dengue y zika.
